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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-10-1935 página 49
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BLANCO Y NEGRO MADRID 20-10-1935 página 49

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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NTERMEDIO LA VI DA EN BROMA E lamentan los músicos, muy en tono mayor, de la crisis que en la actuali dad les tiene sin blanca, crisis producida, y de la que tocan sus consecuencias, porque la música mecánica invadió teatros y cutas, y por otros motivos que están en el pentagrama, atinentes, en general, a lo malo que está todo en estos tiempos de obligadas restricciones. Empero, en el horizonte se dibuja una clave de sol, y optamos por la de sol, y no por la de a, porque el sol dice euforia y optimismo, y eso es precisamente lo que alboRía en un futtiro muy inmediato. Sólo unos fO í jv, v de fsjvia. y los músicos, que sufren ahora los efectos del paro, en un calderón demasiado abierto, renacerán en un crescendo a sus actividades profesionales. Sí, queridos profesores. La ciencia médica lo lia resuelto en un dos por cuatro. Tan halagüeña noticia va a ser para vosotros un alegrón, mejor dicho, digámoslo con propiedad, un allegro vivace. Porque se trata nada menos qué de una nueva terapéutica para curar presto, por un tratamiento musical, dolencias del cuerpo y del alma. No creáis, señores profesores, que lo digo schersando, sino completamente en serio, en andante tnaestoso, que es el tiempo más grave y scJenine de twlos los tiempos. La buena nueva la trae un diario de la noche, y voy a transportarla, ¡jara conocimiento de Ja cla. se musical. Se tunda el maravilloso descubrimiento en un estudio del doctor Vergues, del que ignoro liacia dónde cae su consulta, porque el periódico aludido oculta los demás pormenores. Pero lo importante es lo siguiente: El doctor Vergues, tras detenidas auscultaciones del caso, ha llegado en su diagnóstico a Jas conclusiones de que la música influye en el ritmo celular, en la circulación de la sangre y en sus movimientos sincrónicos. Sus teorías, bien sopesadas y medidas antes de instrumentarlas, le permiten adverar que el violín estimula a los melancólicos; el contrabajo cm- a las atonías nervio. sas, e! arpa calma a ios histéricos, la flauta aplaca a los que sufren de pasiones contrariadas, el cornetín da excelente resultado para coni atir la pereza, el tambor pone orden en los disturbios locomotrices, y la trompa de caza disipa el delirio de persecución. Estos insospeciíados efectos de la música, como procedimiento terapéutico, son seguramente el preludio de nuevas conquistas medicales, porque aún quedan por descubrir la aplicación patológica de otros instrumentos que no figuran en esa pequeña orquesta del doctor Vergues. ¡Quién sabe lo que aún podrá esperarse del clarinete, del saxofón, del corno inglés, de la celesta, del trombón y de otros componentes orquestales! Que la música ejerce benéfica influencia no es, claro está, ningún hallazgo del doctor Vergues. Ya a Orfeo nos le pintan d meñando á las fieras, con sus solos del Olimpo, y los psiquiatras más antiguos propugnan el tratamiento melódico como sedante para las fuertes crisis deL espíritu. Lo que pertenece con exclusividad al doctor Vergues es el empleo filarmónico de especiales instrumentos para determinados casos. Pot ejemplo, la ejecución en el violín del Capricho XX, de Paganini; de la Danza de las brujas, de Bazzini, o del Adagio en sol menor, de Bach, será lo que vulgarmente se dice mano de santo para la curación de una crisis de melancolía; y así los demás instrumentos cita-

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