BLANCO Y NEGRO MADRID 06-10-1935 página 130

i -í f TTNA D E ES ESTA LAS ULTIM. A. S T ORIGINAI. ES CREACIONES TOCA- TÜHBANTE, ADORNADA AL. MODO T U R CO CON UNA GKAN B 0 HL. 1 DE SEDA. (FOTO CLAIRE- PATEK) buen humor para que desaparezcan, durante algún tieempo, las ariugas producidas por las preocupa: ciones; pero no siempre ocurre así, y por eso vale más colocar sobre la frente un ala de terciopelo. Todas las temporadas realiza la moda su revolucioncita. El sombrero con capuchón de terciopelo, o de terciopelo de seda, se deja ya atrás al sombrero estilo Madona. Se eleva, como un pilón de adúcar, para repleg arse luego en forma de capuchón pequeño. Este cambio sensacional no agota ia serie de novedades. E! sombrero bajo y aplastado, sin alas posteriores, o con las laterales remangadas, frecuentemente con plumas de avestruz de color distinto, predomina ya, a pesar de su pequenez, sobre el sombrero de capuchón. Señalemos la gentileza de un sombrerito aplastado, una especie de tapa con cintas de terciopelo trenzadas, que se coloca a un lado, sobre el pelo, como si íuera un adorno de éste, es un biznieto de la antigua capota de 1880. A decir verdad, se lleva de otra manera, su forma es diferente y se sujeta por detrás de la cabeza con dos cintas, pero tiene mucho de parecido con la capota de nuestras abuelas. Para dar a esta miniatura de sombrero un alor práctico, el ingenio femenino lo ha convertido en un saquito como los que antaño se llamaban redetillas, añadiendo por detrás un trozo de seda que le convierte en sitio apropiado para guardar el pañolito y las monedas que se lleven. Este saquito, que nadie es capaz de confundir con un sombrero, -se- ííeva colgando de las dos. bridas, cosa que también se hacía en 1880. Si se desea volver a convertirlo en sombrero, basta con abrochar de nuevo la parte posterior, y queda hecho. Siempre ocurre lo mismo en Víena con la moda internacional. Nos esforzamos por encontrarle un aspecto práctico, y la hacemos viable dotándola de una elegancia natural y seductora, o le añadimos una ventaja más, consecuencia de una idea de buen gusto. La líltima originalidad en cuestión de sombreros, es una toca turbante y otra toca con el ala anterior repulgada y una borla de distintos matices a la manera de un gorro turco. Se usa, por ejemplo, una toca de terciopelo pardo con borla de seda, amarilla rojiza o de color rojo lila, que es la última novedad. Lo definitivo, sin embargo, son las pieles y el velo ligero, que exigen mucha elegancia, tanto por parte de la modista como de la persona que usa el sombrero. Lo más saliente de las colecciones, son las tocas chatas de breitschwanz o sus imitaciones de oveja esquilada. La graciosa colocación de los velillos, que suelen tener levedad de mariposa, imita, con bastante acierto, la aureola de las Madonas trasladada a la moda por la señora Reboux. Las mujeres de buen gusto admirarán el tipo internacional, y adoptarán la moda vienesa, consecuencia suya. Claire Patek. Viena, septiembre, 1935.