BLANCO Y NEGRO MADRID 06-10-1935 página 108
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página108
- Fecha de publicación06/10/1935
- ID0005476098
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INTERIOR DE ITNA DE LAS TIENDAS DE C A M P A S A EN i A CIUDAD t- NIVERSITAEIA. la madurez, sino en edad provecta, da testimonio pintoresco y elocuentísimo la ceremonia que trienalmente se celebra en las afueras de la ciudad de Nam- dinh, en la vasta llanura ribereña del río Songmá y no muy distante de Hanoi y del golfo de Tonquin. Nam- Dinh, desde tiempo inmemorial, viene siendo en la península transgangética algo así como lo que antaño fué, en el orden del saber, la gloriosa Salamanca. Nam- Dinh ño es ciertamente el Alma máter ennoblecida con las enseñanzas de insignes maestros sobresalientes en las diversas disciplinas del saber humano. Nam- Dinh sólo cuenta con algunos centros docentes, muy modestos, regidos por ancianos juristas o por venerables bonzos que aleccionan a sus discípulos en las ciencias de administrar justicia con arreglo a las leyes del país; pero Nam- Dinh disfruta del privilegio de ser la sede en que se efectúan los exámenes de los aspirantes a los grados universitarios de. Tutai o bachiller y de Cunhon o licenciado. No existiendo enseñanza oficial ni preparación obligatoria, todos los alumnos son li- bres; tampoco se exige que los estudios se ajusten a textos determinados; hay un cuestionario antiquísimo, con un apéndice de legislación colonial francesa, y en ese cuestionario están incluidos los temas que han de desarrollar los examinandos. Cada aspirante paga una cantidad por derechos de admisión al concurso, y el total de lo recaudado se distribuye a prorrata entre los examinadores, según la categoría de cada uno de ellos. Los candidatos afluyen, con mucha anticipación, de todas las comarcas tonquinesas. El número de ellos nunca es inferior a diez mil, habiendo llegado a quince mil en algún trienio, y como cada aspirante va asistido por un criado y muchos por varios individuos de su familia, la ciudad de NamDinh se encuentra temporalmente invadida por treinta mil o cuarenta mil forasteros que allí han de ser albergados y mantenidos. Esto constituye una copiosa fuente de ingresos para el vecindario que, directa o indirectamente, se beneficia con la estancia de esos millares de huéspedes.