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BLANCO Y NEGRO MADRID 29-09-1935 página 70
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BLANCO Y NEGRO MADRID 29-09-1935 página 70

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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derechos venciendo todas las resistencias que le oponemos. Ser soldado o misionero no depende de nuestra voluntad, sino de los secretos designios de alguien que nos ha precedido en la vida y ha dejado en la nuestra un germen predestinado a brotar. Que cada cual consulte su pasado, y me dará la razón. De Horacio Nelson, nacido al calor de la iglesia, en un ambiente desnudo de remembranzas bélicas, apacible y monótono, podría esperarse todo, menos que acabase a través de Una juventud agitada, asegurando a Inglaterra la soberanía del océano. Pudo ser, como su padre y su hermano, pastor evangélico de una iglesia t ue, disintiendo de nuestros dogmas, adora a nuestro mismo Dios. Pudo ser agricultor o comerciante, pues su país ofrecía a un muchacho, entonces como ahora, promesas de éxito en esas sedentarias actividades. Su complexión poco recia debió sugerirle un oficio u ocupación de las que no exigen sino un esfuerzo inteligente y moderado. Pero estaba escrito que aquel niño frágil de músculos, de aspecto dulce y casi femenino, revelase al mundo imo de los más grandes caracteres que ha forjado el heroísmo. Porque Nelson es eso: un gran carácter encendido por una ilimitada ambición de gloria. La directriz de su existencia es un orgullo tranquilo, que se ha propuesto un fin que está seguro de alcanzar. Eso, en el orden ideal. Descendiendo a lo humano, el futuro almirante es un temperamento ardiente, propicio a su- cumbir a todas las tentaciones del amor, como se verá más adelante, cuando entremos en su azarosa vida. ¿Origen de la vocación? Sus biógrafos Edniger y Neep no encuentran otros indicios que la expli (uen o justifiquen que las aventuras de uno de sus remotos antepasados, el caballero poe ta John Suckiing, hombre de amor y de espada, trovador y filósofo que acal trágicamente. La pista me parece poco de fiar para descubrir la causa de un destino. F haber visto la primera luz en Alrunham Thorpe, aldea costanera, que fué también el aula poética de su infancia, es un dato más importante, porque ya es sabido que las primeras imágenes que recoge nuestra sensibilidad pueden orientar a la inteligencia en un determinado sentido. Educarse en una plaza fuerte, entre soldados y oyendo a diario aires musicales militares es un estimulante de la vocación por las armas. Nelson tenía el mar tan a la vista, que el mejor camino de su aldea conducía derechamente a la playa, ¿Es lícito, psicológicamente, asociar esa circunstancia a los lejanos atavismos caballerescos del niño que su parentesco con John Suckiing pretende justificar? Yo encuentro qué eso es un tanto aventurado. Lo mejor es admitir que la Providencia trajo a Nelson al mundo para que Inglaterra ensanchase sus dominios. Es una interpretación de la realidad tan defendible como las acrobacias a que se entrega la crítica histórica buscando los orígenes de su vocación. Pero un hecho totalmente fortuito imprime a aquella vocación la fuerza decisiva que transforma dos proyectos en obras. Mauricio Suckiing, tío de Nelson, ha sido nombrado comandante de un buque de guerra, el Raisoimble, que monta a bordo 64 cañones. Enterarse el muchacho y reíiuerir el valimiento de aquel pariente para embarcarse, -fué todo uno. La respuesta del marino demuestra que no andaba sobrado de ternura familiar, i Qué diablo ha podido hacer ese pobre Horacio para (ue, con toda su endeblez física lo destinéis al duro oficio que yo ejerzo? En fin, que venga, y en el primer combate, una bala de cañón podrá descabezarlo, decidiendo su suerte. -Mauricio. El Raisonable era un navio capturado a los. franceses en Calais, en bastante buen estado, y su tripulación se componía de 630 hombres. El joven Nelson embarcó sin dificultad, aterido de frío, y al poner los pies a Iwrdo, nadie hizo el menor caso de aquel muchacho flaco, que tiritaba en la cubierta, sin saber a quién dirigirse. El rostro anguloso, coronado por una frente ¡ue descubría vastos y ambiciosos pensaniientos. contrastaba con los ojos obscuros, hx imedos y dulces, casi femeninos de Horacio. Tímido, no obstante su energía íntima, el muchacho permaneció toda la nodie y parte EL, Gl KIOSO MAHINO CON ÜNIFOKMJ 3 DE ALMIRANTE. (POK PRANCIS LEMUBI, ABBOTT)

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