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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-09-1935 página 156
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BLANCO Y NEGRO MADRID 22-09-1935 página 156

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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espíritu pacifista... Sir Samuel Hoare ha teuiáo mucho éxito, pero su éxito hubiera sido aún mayar y en todo caso más lógico, si su país no hubiese esperaik) hasta el verano de Í 93 S para erigirse en paladín de la seguridad colectiva, i Por qué no aceptó antes la tesis francesa? ¿Por qué no actuó contra el Japón al invadir éste la Manchuriá, territorio legal y étnicamente chino? JoHN. -Tiene ¡usted raizcn; ni nosotros mi nadie intervino contra el Japón, pero, moralimente, condenamos la actuación de los jaiponeses, lo cual deteiíminó la retirada de aquel país de la Liga de Naciones. No se puede decir ique no hiciéramos nada en ese terreno. A causa de las circunstancias, y sobre todo, de la situación geográfica, no fué posible cfecretar sanciones contra el Japón. Giov. VNNi. -Añada usted que el Japón es demasiado ipoderoso para soportar sanciones. Con Italia- -piensan ustedes- la cosa es más fácil. L a Amiada japonesa aconseja prudencia. Además, Mándhuria no está situada en la cercanía de las rutas iinperiales. Por último, la tensión ruso- japonesa favorece los plaiies de Inglaterra en Asia. JoHN. Es muy sencillo dudar de la sinceridad desinteresada de nuestra actuación. Sin embargo, convengamos en- que sus sospedhas tienen cierto fundamento. Pero aun así, cabe preguntar: ¿P o r qué hay en Ginebra unamididad contra la política aFjresiva de Italia? ¿Tamíbién Dinamarca defiende sus rutas imipefiales? GioVANNi. -lEvidentamente, no. Pero si Italia estuviese regida por un Gobierno de- mocrático, no existiría contra ella la misma coalición numerosa. En los tres ipaíses escandínaivos hay Gobiernos socialistas, adversarios naturales del fascismo. De lá Rusia bolchevique, ni hablar. Otros países actúan coa el sincero convencimiento de defender a los ipueíblos b a i l e s Otros, por el contrario, pensarán que, por razones navales o económicas, m ás vale ser amigo é Inglaterra que de Italia. Sin embargo, la coalición no demuestra que tengan ustedes razón; la razón no siempre está con el número. Tampoco en la política internacional es democrática la Italia fascista. JOHN. Olvida usted lUna cosa. La opinión pública está contra ustedes, porque no comprende su actitud. Estima que Italia no se pronuncia con suficiente claridad. ¿Qué quieren ustedes ccmseguir en Abisinia? ¿La ocupación militar de t 0 (to el país? ¿Por qué? ¿Sólo para conseguir ventajas económicas? Pues si es así, no hace falta desencadenar la guerra; nosotros garantizamos que pueden ustedes obtener concesiones lK) r medios pacíficos. GiovAXNi. -Entonces, ¿por qué ejercen ustedes intervención militar sobre Egipto y el Irak, que noniinalniente son Estados independientes? La expansión económica no se concibe sin el control de las armas. Lo que el Negus nos conceda mañana, lo retirará pasado mañana, si sabe que ello depende de su capricho. La vecindad de Etiopia ha sido siempre molesta y peligrosa para nuestras colonias. Es necesario acabar de una vez para siempre con tal situac ón. Desde luego, necesitamos expansión económica- -el mismo Gobierno inglés lo reconoce- pero no se trata de esto solamente, sino también de nuestro amor propio y de h defensa de nuestro Imperio colonial. La Gran Bretaña, dueña de la mitad del mundo, deber a comprender este sentimiento, esta necesidad, mejor que ningún otro país. JoHH, -Lo comprenderíamos si respondiese a una realidad. Consideramos, sin embargo, que Abisinia no pone en peligro en lo n- íis mínimo la se: juridad de las colonias italianas, y que, por medios pacíficos, Italia puede obtener cuanto legítimamente desee. Lo que, ante todo, les reprochamos, no es el deseo de expansión, sino el modo de actuar, el carácter agresivo de su actitud. Giov- WNi. No existe otro modo, otra actitud para crear un Imperio colonial. ¿Acaso lian heredado ustedes el Imperio más espléndido que jamás ha exisüdo? ¿Verdad que nb? No lo han heredado de nadie, ni lo han ot- tenido de Dics, como regalo, sino que lo han creado. ¿De qué modo? Mediante guerra. s- -como es natural- con sangre y fuego. No olvide que, cualquiera que sea nuestra actuación, nunca seremos más que modestos discípulos de los grandes imperialistas británicos. JOHN. -Pero nosotros creamos nuestro Irnperio en otro tieaiiipo, en una época en que no, Liga de Naciones, ni Pacto ULVAI. ¡OIGA! Í E S EI. HET DE LOS RETES? I- B IfABL El. J RESIl l! NTE DE LOS PRESIDENTES. (De Le Canard Enchainé, París)

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