BLANCO Y NEGRO MADRID 22-09-1935 página 91
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página91
- Fecha de publicación22/09/1935
- ID0005477401
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mUM 17 LAbniERTA J EREMÍAS Maller se deslizaba tínridamente, un poco encogido dentro del smo, kin de su yerno Absalón, hábilmente reformado por su esposa, la amante Rebeca, por el encerado parquet del lujoso comiídor del Tritón suntuosa motonave en que los niillónairios hacíati la travesía del Pacífico. Buscaba uii rincón discreto y sin próxima vecindad de otros comensales, pues no le parecía nada distinguido el tufo a bencina que despedía su traje de e t i q u e Al dirigirse liacia unas mesas próximas a la tribunilla de la orquesta, detrás de unas columnas y muy próximas al buffet lugar de una estratepíia admirable, vio con asombro instalado- ya y en amigaible conversación con los camairer os que preparaban ios platillos de entremeses, a su fraternal camarada Isma el Levi, el dueño de los grandes almacenes de comestibles de la 6o. Avenida. ¿Tú, Levi? ¡Querido Jertsmías! ¿I e viaje? ¿Acaso ha quebrado otra, vez tu banca? -No, Levi. Ya sabes que no soy ambicioso y que me gusta la formalidad en ¡os negocios. Soy lo suficientemente rico para no necesitar quebrar y para permitirm- e un viaje de recreo. Eso ya no puedo creértelo. Eres incapaz de pagarte un pasaje de lujo en un buque como éste. A ti puedo confesarte que viajo gratis. ¿Es ijosible? ¿Cómo te las has arreglado? (Muy sencillo. La Compañía armadora del Tritón concede pasaje gratuito a los grandes accionistas. ¿Y tú has invertido tu dinero a un interés tan pequeño? -ilnvertí el de mis clientes. -De todos modos, es como si hubieras invertido d tuyo. -Pero no fué más que durante cuarenta y ocho horas. El tiempo que tardé en pedir el pasaje. -Siempre fuiste muy listo, Maller. -Pero si a ti te asombraba que me hubiese gastado una fortuna en un pasaje de lujo, más me asombra a mí que te la hayas gastado tú. ¡No sé por qué me dices eso, cuando sabes que no soy tacañq... Pero en esta ocasión también tengo que confesarte que viajo gratis. Llevo en custodia un millón de dólares del Trust Alimenticio. Sabes que está prohibida la exportación de capitales y nos eran necesarias unas compras con previo pago. A mí, por llevar el dinero, tne costean el viaje y me dan una dieta de quinientos dólares. -Eres más listo que yo, Levi. La travesía fué felicísima hasta la altura de las islas de los Galápagos. Una explosión en los motores determinó el incendio del depósito de gasolina. El Tritón lanzó el S O. S. desesperado, pidiendo auxilio a los buques que siguen la ruta del Pacífico; pero el fuego tomó rápidamente tal incremento, que en pocos minutos se adueñó totalmente de la motonave. El pasaje se precipitó en los botes de salvamento, desatendiendo casi en absoluto las instrucciones recibidas en el ensayo general de naufragio efectuado al comienzo de la travesía. Pero debemos advertir, para no causar inútiles zozobras al lector, que, como el buque llevaba exceso de botes y el pasaje no estaba completo, sólo perecieron cinco pasajeros, que afortim- admnente, según cablegrafió el corresponsal del New Times en Havay, eran de tercera. Los únicos que aprovedharon la experiencia del ensayo fueron Levi y Maller, que se apoderaron de sendos botes, y sin esperar a los compañeros que tenían designados, se lanzaron al agua. Remaron con denuedo, separándose de la coluriína de llamas y humo, y en la negrura de la noche, cuando ya el buque se había hundido totalmente, los botes de lo. s dos amigos se encontraron. ¿Eres tú, Levi? i Oh. Jeremías! Loado sea Jehová! ¿Qué has salvado, Ismael? El millón de dólares que llevaba en custodia, y que pude meter en este maletín. ÍY tú, ¿has sido tan afortunado como yo? -No, Levi. Yo no Ile ba nada en custodia. El único dinero que tengo era ya