BLANCO Y NEGRO MADRID 25-08-1935 página 223

Lil P I ÁÍTITAI 7 EL L 0 B 9 jor es ser una ríita perfecta, correr muy de prisa, mover el rabito graciosamente, meterse con soltura por todas partes y chillar con ddicadeza... La ratita no hizo caso. Los consejos le entraban por un oído v le salían por otro. Cuando jugáis con sus amigas, las ratitas de los sembrados, no sabia hablar de otra cosa. -lEl señor Lobo, que vive paicd por medio de mi casa, es un gran señor. Tiene los dientes de oro y dos estrellas en los ojos que se encienden y se apagan... Es un rey y lleva corona de diamantes para andar por su palacio. No se le puede mirar porque se pierde el sentido La ratitas parpadeaban a compás de tanto miedo como tenían. Luego, al anochecer desapiarecían en sus cuevas y tiritaban de miedo cuando oían chascar las ramas al paso del señor Lobo, que ibade caza... Un día, la ratita que admiraba fci it al lobo, que le lloraban los ojos de admiración, tuvo una idea magnífica, y fué la de escondersie, durante la noche, en un rincón de la casa del magnifico señor para verle cuando volviei- a de cazar. En la peña encontró un resflti- cio (Iftnde le cabía todo el cuerpo y sólo dejó el hociq uito fuera y los ojuelos relucientes para enterarse bien. A la madrugada volvió el señor Lobo arrastrando una oveja muerta, y se sentó ues señor, una rata gris, de grandes bigotes y rabo inquieto, vivía con su hijita n el hueco de una peña. A través del tabique oían al lobo que vivía pared por medio y g mñia terríblonenti. La ratita se apretaba contra su madre, aterrada. Mamaíta, ¿cómo es el señor Lobo? -Pues el señor Lobo es muy grande y muy fiero... tiene los ojos relucientes como dos estrellas, el pelo duro y áspero, y la boca ensangrentada... ¡Qué núedo! -y la ratita se encogía haciéndose más chiquitína. -Pero es un gran señor, el más, princ i l de estas sierras. El zorro, que es su primo, le teme- tanto que nunca se pone delante de él... Gracias a las migajas de carne, que el señor Lobo deja peg adas a los huesos, estamos gorditas tá y yo. Y la raitita se ponía a pensar, y a pensar en el señor Lobo que era su vecino y a quien no había visto nunca. ¡Oh, qué gran personaje era! Nadie era bastante principal para hablar con á ni siquiera para mirarle a los ojos relucientes. Yo quisiera ser lobo también- lé dijo un a a su mamá- Yo quisiera ser lobo y vivir en una. casa grraóle y que nadie se atreviera a mirarme... La rata se rió muchísimo, y le aconsejó que estuviera tranquila, sin pensar en tontiadas... Cuando se ha nacido rata, lo me-