BLANCO Y NEGRO MADRID 18-08-1935 página 118
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página118
- Fecha de publicación18/08/1935
- ID0005477792
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que esos estilos hayan llc. s; ado allá desde Occidente, a través del comunicativo Islam, que apenas lia inventado nada, pero a lomos de sus camellos lo han transportado todo. Alias ahajo del Sudán está Etiopía, en doiifle también se encuentra otra Edad Media, ni románica ni g- ótica, sino clara y ta. Kati aniente bizantina. Sólo que aquí la hipótesis, de la espontaneidad ni siquiera se plantea, porque conocemos los caminos, las etapas y las fechas del influjo directo de Bizancio. Camino fluvial del Nilo, entre juncos, camino del mar Rojo, aguas para el pueblo de Israel, alma de viento. Movida por el instinto migratorio de su raza, una tribu israelita, la de los Abasciat. atraviesa el mar desde el Yemen hasta lo que hoy se llama Eritrea. Esa tribu de los Abasciat planta sus tiendas nómadas y funda un rein o Abisinia. Los abisinios son, pues, originariamente, semitas de raza blanca. Ya sé que a los periodistas italianos no les gusta mucho que se diga esto. Pero la ciencia es la ciencia, y bellísima y blanquísima fué la reina de Saba (o Etiopía) que con su juventud y su fresca hermosura tentadora alegró la gruñona vejez de Salomón. Y así, blanquísima y bellísima, la pintó Piero de la Francesca en los divinos muros de Arezo, y Piero era de Borgo de San Sepolcro, y Borgo de San Sepolcro está en Italia. Tribu semítica, a lo largo del mar, entre pueblos niliotas, egipcios, al Norte, y pueblos negros, bantú, al Mediodía. Y la capital, en medio, en Ácsum. Acsum... Pero dejadme ahora hacer un paréntesis de divagación y explicación. ¿No os ha ocurrido a veces ver en la Historia nombres de pueblos que de pronto aparecen, rnva lcn, galopan, triunfan, y dando la impresión de que se van a tragar el mundo, se ocultan y ya no vuelven a aparecer jamás? Cuando yo era estudiante del Instituto, la suerte de esos puebles me inquietaba niuchisini j. y ante ese surgir y ocultarse me sentía, lleno de insatisfecha curiosidad, en presencia dei ináprofundo misterio. ¿Qué se hizo de ios escitas? me preguntaba. Después de ir a comerse el mundo, ¿se los ha comido a ellos la tierra? ¿O cambiaron de nombre v siguen viviendo, aunque se llamen de otro modo, como ¡os iberos se llaman españoles? Más tarde supe que las dos cosas acontecen. Que, a veces, a los pueblos se los traga la arena, pierden humanidad al perder espíritu, se convierten como en cosas, en materia, pasan de ser sujeto consciente a ser inconsciente objeto; pasan de la Historia, en fin, a la Prehistoria. E s lo que le aconteció a los egipcios. Ese beduino que cruza con su dromedario ante las pirámides, ese triste feliah. al que no le dicen nada las arquitecturas de sus antepasados, es, étnicamente, el antiguo egipcio. Pero no lo es, porque no tiene conciencia de ello, y la conciencia es todo. Pero a los abisinios esto sólo aconteció mucho más tarde. Lo que ocurre es que los romanos les llaman con otro nombre, acsumitas, lo que, dicho sea de paso, es tan absurdo como si a los esoañoles les llamasen UN COMBATE BÍNTRK JJTlOl SiS X KííIPCIOtí.