BLANCO Y NEGRO MADRID 11-08-1935 página 112

TESOROS DE ESPAÑA LA CARTA DE JUAN DE LA COSA A carta de Juan de la Cosa está entre nosotros. No una copia, ni una reproducción, sino el original. No en tránsito, ni en depósito, ni en precario. La carta de Juan de la Cosa es nuestra; de España. Y está en buenas manos: entre las de los marinos españoles, a cuya custodia está encomendada en el Museo Nava! Las salas de este Museo, limpias, pulcras, claras, transparentes, tienen, al atravesarlas en esta media tarde de una tarde de verano, vacías de público, una tonalidad fría diáfana, levemente verdosa, como la del fondo de un aciiarmni tonalidad que, de vez en cuando, en lo alto de estos muros tan altos, queda hecha jirones, al atravesar un rayo de sol algún vitral de colores y convertirlo en la mancha violentamente multicolor de fondo de un caleidoscopio. Unos cuantos marineros en traje de faena linipian- estas salas, como si fueran la cubierta de un bmjue, con baldes de agua y largos cepillos. En la sala III, muy cerca de una de esas vidrieras que se convierten al sol en estampas de colores casi vivas, está la carta de Juan de la Cosa. Serán muchos, muchos, í i españoles que pregunten qué es eso de la carta de Juan de la Cosa. En el fondo de su marco, con su gran cristal por delante, la carta de Juan L de la Cosa es sencillamente la primera representación gráfica, de América que se conoce, el primer mapa de América, el primer reflejo sobre papel del descubrimiento para fijar la importancia de éste. Mitíe dos metros de largo por uno de alto, y su examen detenido requiere varias visitas. Juaij. de la Cosa la dibujó y pintó en ei año 1500; es decir, cuando sólo habían transcurrida ocho años de la fecha del descubrinnen o. Es un mapa que vio Colón, y- que Juan de la Cosa, compañero destacado del aímirartte en sus tres primeros viajes, y nada hienos que dueño de la Santa María- -mucho más grande que la Pinta y que la Niíia, aquella Santa María que aun después de naufragada en la noche de Nocliebuena de 1492 sirvió en tierra para construir con sus restos el fuerte de la Natividad en el puerto de este nombre, en Cuba- confecciono para mostrar a los Reyes Católicos gráficamente lo que era América. El capitán de corbeta D. Julio Guillen, en cuya juventud auténtica se advierte claramente un entusiasmo fervoroso por su carrera y por el Museo Naval, del que es director, nos habla con veneración de esta carta de Juan de la Cosa, al pie de la misma. El valor de este documento gráfico- -le decimos- en su aspecto espiritual, claro está que es enorme, y no hay ni que hablar aaiiK CAKT. 4 D E j n A X BE t A COSA.