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BLANCO Y NEGRO MADRID 11-08-1935 página 68
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BLANCO Y NEGRO MADRID 11-08-1935 página 68

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página68
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se traza su propio destino al través del bien o del mal. De acuerdo. Entonces César Borgia es deliberadamente un monstruo y como tal, execrable. Emitido ese fallo, que al condenar deííne la categoría del mal, el moralista ha cumplido su deber. Pero, inmediatamente se presenta el historiador y lo revisa. Es, en cierto modo, el abogado que examina las causas de los hechos, desentendiéndose de sus efectos. ¿César Borgia? Sí; era un monstruo, en quien da naturaleza había acumulado todas las fuerzas del mal. Tenía por conciencia un cubil, y por voluntad un estilete. Pero ivalían mucho más qué él sus rivales? Aquellos grandes señores a quienes César combatió ¿le superaban en virtudes? La mora de la vioJencia sin escrúpulos ¿no era acaso, la fórmula más acreditada en tales tienipos? Los Sforza, los Malatesta, los Vitelli, los Orsini V otros condotieros ilustres i habían fundado su poder sobre bases más nobles y legítimos. Es evidente que César les aventaja, no en maldad, sino en la resolución de realizar lo que proyecta, espoleado por la ambición. Hay entre ellos diferencias, no en él fondo, sino de grado. El continente espiritual es el mismo en todos edlos; lo que varía es el contenido. Esa analogía en el tono de los temperamentos ha hecho creer a algunos ihistoriadores que obedece a una especie de fatalismo impuesto por la época a los impulsos humanos, como si las exigencias de la civilización barriesen los escrúpulos para que las energías se muestren libremente. Es una tesis cimentada para justificar el imperialismo de los superliombres, que no son sino fieras inteligentes. Periódicamente, esa tesis reaparece en la cultura del mundo, como una reacción contra la dulce moral cristiana, ya presentida y acatada por los estoicos, refractarios, por reflexión, a la violencia. Frente a la moral arrolladora e implacable de un Borgia ¿xjué suponen aquellos nobles principios dirigidos a asegurar el triunfo de la juticia en la tierra? Él choque de las dos doctrinas produce, a veces, las tragedias más patéticas. Vamos a puntualizar sucintamente una de esas luchas que el espectador sigue con emoción, temeroso de que la victoria sea, como ocurre casi siempre, del nial sobre el bien. Dejando aparte la derrota, la prisión y la muerte de Ludovico Sforza, no hay en todo el período del Renacimiento, páginas más dramáticas. César es en aquel

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