Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 04-08-1935 página 221
BLANCO Y NEGRO MADRID 04-08-1935 página 221
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 04-08-1935 página 221

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página221
Más información

Descripción

traron los dos en una inmensa galería, eti la que una legión de hormigas rojas estaban abriendo subterráneos para construir un rascasuelos de nmchisimas plantas. A don Ciempiés le señalaron su tarea, que consistía en ir sacando la arena sobrante, barriéndola con las patas. Pero pronto se cansó de aquel trabajo, que era muy iiiolesto y aburrido. Y reclamando su salario, malhutnorado, se marchó dando zancadas con sus cincuenta patas de atrás y sus otras cincuenta de alante. Pasaron los dias, y don Ciempiés recorrió muchas tierras, muchas tierras. E n unos sitios lo contrataron como apisonadora, poniéndole unas piedras en los pies; en otros le tomaban para acarrear agua, haciéndole caminar sobre medio cuerpo y coleándole cubos en las cincuenta patas de arriba. Pero toflos los trabajos le parecían fatigosos y mal pagados. Por fin, una mañana, encontró a una serpiente y un caracol que lloraban acongojadamente a moco tendido. ¿Qué les ocurre? -preguntó don Ciempiés, dirigiéndose a ellos. -Pues ya ve usted, amigo- -contestó sollozando don Caracol- Que mi comadre, aquí presente, ha venido desde muy lejos a comprarme mil pies de este terreno, que es de mi ¿ropiedad. Pero cuando lo hemos ido a medir, nos damos cuenta de que ni ella ni yo ten eroos pies con qué hacerlo. Y por esta maldita circunstancia, doña Sier- pe se tendrá que marchar sin comprármelo y a mí me apena, eso mucWsimo. ¡Oh, aníigos! -dijo al momento don Ciempiés- Yo se lo puedo medir en un periquete con mis cien patas, y de esta forma podrán ustedes ultimar el negocio. E l caracol y la serpiente aceptaron muy agradecidos tal proposición. Y después de haber medido concienzudamente las tierras, con a) ruda de don Ciempiés, entregaron a éste una bolsa llena de dinero por haberles sacado de aquel ran apuro. Entonces don Ciempiés se dio cuenta de que había encontrado un ofic o muy bien pagado y muy cómodo, porque se hacía andando, simplemente. É inmediatamente se encargó unas tarjetas en las que ponía: Don Ciempiés Patascién. Perito agrimensor Y como le empezaron a llamar de todas partes para medir terrenos, porque lo hacía muy pronto y muy bien, pues se hizo rico en seguida y regresó muy contento al lado de su familia. Y ya no siente don Ciempiés envidia de sus parientes, porque, desde entonces, tiene también él un buen oficio, cuatro criados para que le quiten y le pongan las botas y hasta un hermoso aparato de radio, con el que coge nada menos que el canto de las sirenas transmitido por la emisora del Mar Rojo. Gracielia. W v

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.