BLANCO Y NEGRO MADRID 04-08-1935 página 217
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página217
- Fecha de publicación04/08/1935
- ID0005180640
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K fc: nUI t C VIMUfcWL m mm IDIÍ i) A iux if J M 1 V íW W rtAj- í l- íyí I. Roenueces oyó a lo lejos los rugidos de las multitades de cocodrilos y leones que sobre él venían y se consideró perdido. Nunca se había visto en un trance tan grave. Ya se daba por muerto. 2. Intentó desesperadamente subirse a una alta ¡palmera, pero por más esfuerzos que hacía no lograba subir más de medio metro. Los conejos no saben subir a los árboles y mucho menos a 3. -las palirTas, tan derechas y altas. El tropel de cocoarilos se acercaba poco a poco con sus enormes bocazas abiertas, que parecían estuches colosales qwe se abrían y se cerraban. 4. También se acercaba el batallón de leones enseñando unos dientes afilados que ponían los pelos de punta. Sus pasos hacían temblar el suelo y levantaban nubes de arena. 5, Y iRoenueces se vio dentro de aquellas enormes bocazas, triturado, mascado y engullido. Junto a él estaba la ipalmera a la qu no pudo subir; la i) alrnera se dio cuenta de lo grave ó. -de la situación del pobre conejo, tuvo compasión de él y empezó a doMarse en muchos codos hasta quedar como una escalera. Por ella pudo subir Roenueces cómodamente hasta las hojas. (Continuará.