BLANCO Y NEGRO MADRID 04-08-1935 página 155
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página155
- Fecha de publicación04/08/1935
- ID0005180578
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La misión civilizadora de turopa. Por lo visto estamos sufriendo aún las consecuencias de la ideología de Rousseau, de todo el prerromanticismo dieciochesco. Creemos todavía que nuestra civilización es corrompida y que la verdadera felicidad, la grandeza del alma, la bondad innata, la virtud sincera y desinteresada, no se encuentran sino entre los pueblos primitivos, exóticos, entre las razas de color. Así se explica la admiración que tantos liberales del Occidente sienten hacia el nacionalista reaccionario Maihatma Gandhi. Si se escuchara a estos hijos tardíos de Rousseau, el Occidente se retiraría de todas sus posesiones de vanguardia, resignándose a una vida modesta, gris, pobre, esperando la muerte segura, mediante la decrepitud o la conquista por los ascendentes pueblos de color. Siempre ha existido ese anhelo malsano de defender lo pintoresco, Jo exótico, lo primitivo, frente a lo civilizado, lo razonable, lo católico. Sin embargo, Europa sigue teniendo una misión civilizadora. Ya se ha dicho varias veces que nuestro Continente, por sí mismo, es una península poco importante del inmenso Contineiite asiático. No se trata de humanitarismo, de derecho de los pueblos a disponer de su destino. Se trata para Europa de vivir de un modo decoroso o perecer por inanición. Escuchemos las palabras de Mussolini, publicadas en L Echo de París: ¿Abisinia? Pero S: i existe una cuestión previa que se plantea: ésto es, saber si Europa es todavía digna de llenar en el mundo la misión colonizadora que, desde hace la. NEGns, POBKE vicriiasv, sK DIBIGK A I MOA DONACIONES. IM Tribuna. Kcmia)