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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1935 página 207
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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-07-1935 página 207

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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vera aciones lia a la Sociedad o de ello Por FIERRE JEANNERET de jsr el discurso que Mr. Baldwin ha pronunciado ante cerca de 40.000 oyentes, ha dicho cosas de un considerable interés en cuanto a la política exterior de su país y más especialmente en lo que se refiere a la que seguirá el continente europeo. Lo que sobre tocio hay que retener de la luminosa exposición de Mr. Baldwin es la buena fe de éste, que refleja la opinión general de la Gran Bretaña en la Sociedad de Naciones. Después de los dos grandes fracasos sufridos por la institución ginebrina: su impotencia para evitar la guerra chino- japonesa y la de hacer t r i u n f a r l a conferencia del desarme, sorprende en extremo oír cómo el estadista inglés declara ante un auditorio tan -aBGRaaSQtSSBBI considerable como el congregado en el parque de Bramhan, en las cercanías de Leeds, que el pacto de la Sociedad de Naciones es la clave de la política extranjera de la Gran Bretaña Y, sin embargo, si se reflexiona sobre ello, ¿qué hay de más natural? La Sociedad de Naciones es la única institución política donde Inglaterra puede hacer triunfar sus idea. les pacifistas, su anhelo de una paz que le permita mantener sus prerrogativas actuales. En torno a la Sociedad de Naciones va, por consiguiente, a girar la política extranjera deí gabinete de Londres. Mr. Edén y su jefe Mr. Baldwin tendrán, pues, dos principales preocupaciones: la primera es la de hacer que Alemania vuelva al areópago de será completamente imposible localizar una guerra entre dos Estados. Al contrario, toda guerra próxima será, poco más o menos, otra guerra europea o mundial. Estoy también seguro de que en el porvenir nadie saldría victorioso de uij conflicto a r m a d o no habría sino vencidos. Esto lo demuestra bien claramente el resultado de la guerra, última. Cabe, pues, esperar que los dirigentes de la política eliropea tengan la inteligencia suficiente y sientan, en todo lo que significan, las responsabilidades que sobre ellos pesan, para que hagan lo posible con el fin de realizar nuestra aspiración común que se resume en tres palabras evitar la guerra. No S 03 ni mucho menos, un pacifista ejemplar; he servido como soldado y todavía hoy me considero como tal. Sin embargo, a pesar de ello, debo declarar que la solución de los problemas internacionales no será nunca posible por medio de la guerra. Estamos todos obligados a armarnos hasta cierto punto y Austria también tiene sus deseos muy justificados en este respecto. Nada más natural, repito. Pero esos armamentos no pueden y no deben servirnos más que como garantía de nuestra propia seguridad. Exactamente una hora y media duró nuestra entrevista. El vicecanciller, con su proverbial amabilidad, me acompañó hasta la puerta de la amplia estancia. E n el hall en la es. ¿Estamos en vísperas de una guerra? calera y ante la puerta principal, fui saludado por el firme rígido de los soldados de la- -i Qué opina Vuestra Alteza sobre las pro- Haimastchutz. -W. S. babilidades de una nueva guerra? Worlá Copyright Agence Ltíteraire Interna- -Estoy convencido de que en el porvenir tionale. austriaco serían completamente felices si después de Un cambio decisivo de la actitud de Alemania se restableciesen las relaciones amistosas entre los dos países, relaciones tanto más naturales cuanto que se trata de dos Estados de lengua alemana. Sin embargo, estas relaciones no podrían reanudarse más que- con las tres condiciones siguientes, todas ellas- esenciales: E s la primera tjue la independencia de Aust r i a como Estado, así como su independencia polític a, deberán ser reconocidas para siempre y sin ninguna restricción por Alemania. En segundo lugar, Alemania debe prometer solemnemente que nunca, ni directa ni indirectamente, se mezclará en los asuntos interiores de Austria. Finalmente, Alemania deberá renunciar a proteger y sostener en Austria los grupos de oposición que se alzan contra el Estado austriaco. Deberá reconocer plenamente al gobierno austriaco como la expresión y el representante del germanismo en territorio de Austria, pero reconocerlo no sólo en teoría, sino también en la práctica. Desde el moment o en que estas condiciones indispensables fuesen cumplidas de manera indiscutible, la reanudación de las relaciones austroalemanas sería un hecho.

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