BLANCO Y NEGRO MADRID 14-07-1935 página 141

añadir que no haremos nunca nada para comprometer la tranquilidad de nuestro continente y que haremos todo lo necesario para conservarla. P o r eso mismo, y en interés de la paz europea, no hacemos uso, por ei momento, de uno de nuestros derecho? elementales, que es derecho inalienable de todo estado soberano... ¿Del derecho de restaurar la antigua dinastía? Exactamente. La restauración de los Habsburgos correspondería, sin duda alguna, al deseo ferviente de una gran mayoría de la población y, en el interior del país, no encontraría absolutamente ningtina resistencia. Eí joven príncipe qne ha heredado los derechos de su augiusta casa goza de unánimes simpatías. Pero renunciamos igualmente, por el momento, a la solución más natuíal de! problema austríaco- si es que existe tal problema- porque la razón nos exige el sacrificio de nuestro sentimiento- lo repito una tercera vez: por el momento- -a las exigencias de la paz europ a. Como piensa muy bien nuestro Gobierno, esta cuestión no lograría ser de actualidad en estos instantes. ¿Lo será algún día pi óximb? -Mi querido amigo, ya le he dicho a usted antes que me abstengo de hacer vaticios. E n política no hay ni nuncas ni próximamente Una sola cosa hay que tener en cuenta, que no renunciamos al derecho de cambiar o no nuestro régimen, en el momento en que creamos poder iiaccrlo, sin comprometer nuestras i elacioucs de buenos vecinos. -Decididamente, sr or alcalde, k preocupan mucho los vecinos... ¿Pero y las demás potencias europeas? -Nuestra situación nos pide, sobre todo, que estemos a bien con nuestros vecinos. Sostenemos relaciones excelentes con todos EL EX C J N C a i í i R DE AUSTRIA M. KICHAKD los Estados limítrofes. La amistad íntima con dos de ellos no excluye de ninguna manera relaciones cqrdialísimas con los de- nos comprende ampliamente, generosamente. -I Ha traído usted recuerdos agradables más. Me citará usted una sola excepción, que todo el mundo conoce y todo e! mundo de su último viaje a Francia? ¿Lo duda usted? Me han dispensado deplora con nosotros. Pues bien, no depende más que de ellos el poner fin a una la más amable acogida, tanto en el mundo tensión, ilógica me atrevo a decir, entre político como en el literario. Los señores dos pueblos de igual idioma y civilización. Flandin y Laval me hicieron el honor de la fórmula de reconciliación sería infini- recibirme con cortesía perfecta. Mi colega, tamente sencilla; bastaría con la aplicación M. C- OHtenot, í é excedió- en- sus atenciones del viejo proverbio francés: Clwrbonicr para conmigo. Mis conversaciones con alguést maiire ches soi Que se respete since- nas personalidades parlamentarias han sido ramente nuestra independencia, nuestro de- fructuosas e instructivas. El Sr. se despide de mí en un recho a disponer de nosotros mismos... y el resto será cosa bien fácil. El hecho de francés impecable, después de haber conhablar el mismo odioma y de estar forma- versado en Wieneftsch elegante, que es la dos por la misma literatura no implica el fornia más cautivadora del alemán. Me derecho del más fuerte de los dos herma- acompaña al salón de espera, en el que nos a oprimir al más débil, j O bien es pre- numerosos clientes aguardan ansios. os una ciso no comprenderse para comprenderse? sefial o una palabra favorable del jefe todoNos entendemos a maravilla con Italia, con ¡póderoso de la capital. -Otto Forst de BatInglaterra, con todos los países del mundo tafflia. y, como dicen los ingleses- -lasf, btit nos Copirriffht Agence lAtteraire Interitatiouale, least- con Francia. En todos los sitios se Sei- vido excliísivo para BLASTCO Y NISOBO.