BLANCO Y NEGRO MADRID 14-07-1935 página 131
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página131
- Fecha de publicación14/07/1935
- ID0005179086
Ver también:
las ofrendas floridas, y el gobernador sonríe, en la apoteosis de su triunfo. Ya en la ciudad, salen a rendirle homenaje todas las cartegórías. En ún apretado y denso haz, -todag las castas reconocen el ápice de su jerarquía, y se someten, con la gracia de una zalema humilde, a la obediencia de sus mandatos. Una mujer se abre paso entre la turba aclamatoria con impaciente y atribulada prisa. Pugna y lucha frenética y atropelladora, para llegar, hasta la presencia del mandarín sabio. Es la mujer de Chu- Mai- Cheng, la que le abandonó en la ipobreza, y ahora, en la realidad brillante del poder y de la riqueza, reconoce su error, comprende el extravío a que le arrastró la ceguera de una ambición egoístaLas gentes le abren paso. Y entre d pas- mo de la multitud, la- mujer de Chu- Mai- Cheng se prosterna ante el carro triunfal del gobernador. Perdón! -clama- ¡Perdón! Y con la frente quiere llegar hasta el polvo. Tranquilo en la nitidez de su conciencia, sereno en la responsabilidad de su cargo, que es ya magistratura y poderío, Chu- MaiCheng habla con ca lnia, como clavando letras de oró en la lápida del silencio: -Cuando era pobre y desvalido, me abandonaste. Ahora que me crees rico y que sov poderoso, quieres volver a mí... Volviéndose hacia uno de los servidores que le acorrupañaban, le ordena que traiga una vasija con agua. Derrama ésta en el suelo, y prosigue: -i Ño sabes que la esposa que ha aban- CTOK CHINO CAKACTEBIZADO DE KlANG- VEI, HEROICO GENER- ÍVI, B E LA ÉPOCA D E LOS SIOT.