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BLANCO Y NEGRO MADRID 14-07-1935 página 76
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BLANCO Y NEGRO MADRID 14-07-1935 página 76

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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feclifica cambiando los auriculares) ¡Canidlo. iPichoncito! S E C R O A I U A ¡S e ñ o r director... S ¡Señor director... ¿Q u é hacemo. s con el muerto... P E D K O ¿Q u é es eso del muei- to? E x p l i qúese. S E C Ü E T A R U -N o sé, señor d i r e c t o r P r e g u n t a n qué hacemos con el m u e r t o que terminan de traer... PE ÍÍÜ. ¡Acabáramos... Decididament e es usted idiota, señorita. SECRETARIA. -Completamente idiota, señ o r d i r e c t o r ¿P c í o qué contesto a lo del muerto? PKDRO. Diga usted que Ío metan en el F r i s i d a i r c y comunique usted a! director de M u e r t o en sus b r a z o s que el cadá -er que piden p a r a la escena anatómica está listo... SBCRETASIA (contestando al teléfono) ¡H a g a n p a s a r a l c a d á v e r! Entréí uese al conserje p a r a que lo g u a r d e en el Frijíidair e (inclga v escribe vn volante. Todos los teléfonos comienzan a sonar y el director enloquecido va de tmo a otro sin saber a cuál atender. Por fin se decide a de. tcolgarlos todos. En medio de escena con l s brazos en alto, presa de desesperación) P E B R O -N o puedo m á s N o puedo m á s M e van a m a t a r E s t o es u n infierno... Esto es u n lio espantoso. Prefiero jug- ar al rugby... SKCRETAEIA. -i Cálmese, señor d i r e c t o r! M e da usted lástima... N o ipuedo verle sufrir. PEDRO (enfurecido -Pues, márchese usted. ¿E s que también tengo que preocuparm e de que usted no s u f r a? SECRETARIA. -Me gasto medio sueldo en aspirina, señor d i r e c t o r P E D R O ¡Dichosa u s t e d ¡A mí la aspirina m e hace menos efecto que un botón de n á c a r ¡C u m p l a usted m i s ó r d e n e s! SECRETARIA. (Toca nn timbre y aparece, lateral derecha botones) -Lleva esto a su destino y devuélveme la firma. BOTONES. -Señor L u n a c h a s k y e n dónde para? SECRETARIA. -Segundo cuerpo del edificio g e n e r a l D e p a r t a m e n t o 822. N u n c a a p r e n d e r á s ¡C o r r e o te pongo en la c a l l e! ERNESTO. (Entrando atropelladamente. Lleva nn pito colgado. En mangas de camisa y gorra) ¿Q n é hay, P e r i c o M e h a n dicho que me buscas. P E D K O -H a c e una h o r a una h o r a veinte ñii! pesetas. E R- V E S T O- ¿Q t i é q u i e r e s V e n g o corriendo desdi, la esteija nevada de Sil) eria, díMide tengo la orquesta... P o r venir pronto me h e meiido. sin darnie. cuenta, en nn. a selva v i r g e n del ti- ó ico, donde e. -t; il) ati r o dando, i Qué lio. P e r i c o ¡No. sé dónde tengo la cabeza! ¡i sloy h a r t o I PEDRO icnseñándolc unos papclc. s- j. ¿T ú has vi to esto? P RXESTO. -Si. Di la orden yo m i s m o P E D R O cómo crees que puedo iustiíicar yo a! Consejo de Administración la c n i p r a de cujitrocientos vioiines? EKJÍESTO. -Con la verdad... N a d i e tiene la culpa de que s u r j a una bronca en la o r tiucsta. P E D R O Dios del c i c l o Cuatrocientos vioiines en u n a b r o n c a ER- N ESTO. -De los cuatrocientos, m á s d e veinte se rompieron en n) i espalda. P e r i co, esto no es vida. ¿T e acuerdas lo bien que estábanlos cuando n o comíamos? D é j a m e descansar, P e r i c o Estoy muerto. S Í? sienta en una butaca y enciende nn pitillo. P E D R O -Y o estoy m á s h a r t o que ti i A h! pero esto se ha de acabar. Escúchalo bien, Ernesto. N i im viol. ín m á s N i uno, E r n e s to. Si hay o t r a b r o n c a tocáis Parsifal con CüiiaS, ERNESTO, -Has echado un genio r e p u g n a n t e r e p u g n a n t e L u c h a n d o con las ¡a trullas del estudio te quisiera ver. PEDRO. -iVefiero luchar con veinte mil comparsas que con vosotros... E s peor un director jno tm ejército de pistoleros y m á s toleralile im colegio de niñas que u n a e s trella. ER. NE. STO. ¡Vamos, P e r i c o D e j a que se maten t o d o s N o s o t r o s los artistas, n o hemos nacido p a r a esto. N o está bien que los antiguos amigos sólo sepan r e g a ñ a r en los pocos momentos que están j u n t o s ¿N o tienes nada para echar un t r a g o? P E D R O Señorita... S a q u e usted u n a botella de cognac que tengo en el fichero. SECRET. VRJA (Abre el fichero) -No la veo, señor director... P E D R O -B u s q u e usted en la C. N o sirve usted para nada. SECRKTARI. -Tiene usted razón. N o s i r v o j) ara nada, cognac... c, c, c, n a t u r a l m e n te, aquí está. (Lleva la botella a, la mcsita) Dos vasos, ¿verdad? P E D R O -O tres, si quiere usted probarlo. SECRETARIA. -Gracias, señor director. (Entra lateral isqnicrda y sale con, tres vasos) ERNESTO. ¡C u á n t o tiempo que n o g o z á bamos de un r a t o como é s t e! P E D R O -N o me divierte n a d a K o t e n go n i n g i m a ihisión. (J- os tres continúan bebiendo wcluncóiicarncnic) E R N E S T O -V a m o s Olvidemos este intierno por un d í a divirtámonos, gocemos de la vida un poco. SiXRKTARiA. -Señor director, es preciso que usted se divierta. P E D R O -N o puedo... SKCKET. MÍIA. ¿Por qué n o vamos al teatro? ERNE. S IO (pülmoicauáo de alegría. so es, vamos al teatro. P E Ü R O i como despertando de nn mol sueño) -El t e a t r o El t e a t r o E s o sí me gusta. V a m o n o s al teatro. (Los res cantan y salen eoijidos del braco) TELÓN Samuel T os.

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