BLANCO Y NEGRO MADRID 07-07-1935 página 77
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página77
- Fecha de publicación07/07/1935
- ID0005179236
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í l. f. Al HtíUiíilti ly 1 iv. rí INSTALACIÓN DE LA ACADEMIA FRANCESA EN 1635 Rn la mayoría de los casos se verifican las supresiones sin dificultad, pero la inclusión de vocablos nuevos suele dar lugar a discusiones empeñadas. La vida diaria propone constantemente palabras nuevas, pero estas palabras que aparecen repentinamente tienen una existencia efímera. Es muy importante pues, no admitir más vocablos que los experimentados y admitidos por el uso común. Napoleón I restituyó a la Academia sus primitivos derechos, y le dio como local nuevo el actual Instituto. Los cuarenta inmortales volvieron a reunirse en el mismo salón y pudieron continuar su obra. Napoleón, que era entonces primer cónsul, opinó que las funciones de la Academia estaban restringidas, y quiso aumentarlas, darles más amplitud y maj or importancia. Reunió a la Academia Francesa y a cuatro instituciones más: Academia de Bellas Artes, Academia de Inscripciones y Bellas Letras, Academia de Ciencias y Academia de Ciencias Morales y Políticas, en un Instituto de Francia Los inmortales no pueden ser más de cuarenta; pero cuando queda vacante un sillón, se procede en seguida a elegir al que ha de ocuparlo. Los Estatutos no contienen restricción alguna en cuanto a las condiciones que deben reunir los candidatos. Cualquier ciudadano francés puede presentar su candidatura, dirigiendo una carta al secretario del Instituto. Claro está que además de esta circunstancia, es casi indispensable poseer cierta distinción moral y algún mérito literario, aunque hay algunas excepciones de esta regla. Ahí está, por ejemplo, el