BLANCO Y NEGRO MADRID 30-06-1935 página 146

LOS PACTOS AÉREOS Y LA AVIACIÓN FRANCESA Por LORENZO EYNAC, presidente de la Federación A e r o n á u t i c a Francesa. ELicito aéreo? Novedad temible contra la cual hasta las lineas más sólidas de fortificación, y la. más densa acurtiulación de medios de defensa, en tierra, resultan impotentes. De esto se tuvo el presentimiento en Ginebra, cuando aún se pretendía la. limitación o la supresión de las aviaciones de bombardeo. Ya ha pasado la oportunidad. La cotiipetencia de los armamentos aéreos prosigue y ha sido Alemania quien dio la s- iñal para realizarla. Pero, en realidad, ¿qué es ese peligro que tan lóg icamente conmueve a la opinión? Sus finalidades son morales y materiales. Las mateniales son el ataque con bombas de aviación a todos los puntos sensibles donde se forja la potencia militar y sé organizan concentraciones y movilizaciones. Las morales son el pánico originado y mantenido, generalizado entre las poblaciones civiles; es el aniquilamiento de su facultad de re sistencia. Sus objetivos: el bombardeo aéreo se esforzará en alcanzar a todas los objetivos, civiles, militares, navales e industriales, que contribuyen a la deíensa nacional: ciucbdes, fábricas, arsenales, almacenes, aeródromos, bases y puertos, cruces de ferrocarril, puntos de concentración, centros fundamentales. Sus. medios: las bambas y los aviones. Bombas de cincuenta a mil kilos, cargadas con gases tóxicos, explosivas o incendiairias; estas últimas son ya las más peligrosas. El aeroplano de bombardeo, capaz de llevar a mil kilómetros de distancia una tonelada de explosivos a la velocidad de trescientos kilónsetroB por hora, por témñno medio. Son medios actuales, inmediatos, susceptibles de desarrollarse todavía, rápidamente, en potenc a, toda vez que el tonelaje, radio de acción y velocidad crecen constantemente. La defensa es, como suele deoirse, pasiva y activa La pasiva sólo se refiere a los medios de protección y salvaguardia indispensables de las poblaciones civiles. Acaba de promul rse la lev que organiza, por fin, los procedimientos de observación y de ay sp, de protección y de evacuación de las ciudades que pueden ser amenazadas. La activa está constituida por la reunión en los puntos sensibles, de mía artillería antiaérea, potente, servida con un sistema completo de proyectadores de luz y secundada alrededor de ciertos objetivos por una red dé globos de protección. El conjunto P debe estar apoyado por las escuadrillas de intercepción y de caza, dispuestas, en caso de alarma, a lanzarse contra la expedición enemiga para dispersarla o reducirla. Sería temerario coiifiar demasiado en tales obstáculos. Por exactos que sean los disparos de la artillería antiaérea, el blanco es tan movedizo, que resultará frecuentemente inexpugnable. Por activa que sea la aviación de caza, su intervención corre el riesgo de ser eficaz a medias, solamente, pasiva a veces y con frecuencia retrasada. El arma aérea es, sobre todo y en primer lugar, ofensiva. No hay defensa mejor que el ataque. Prosigamos el estuerzo iniciado cuando la Constitución del ministerio del Aire hasta conseguir una flota aérea de bombardeo, a lo lejos, a ota para que su aníenaza incluya en las bases de la aviación enemi. ga. Disponemos ya de máquinas de mucho tonelaje y radio de acción grande; ahora es preciso realizar, a coinpás acelerado, la producción de las fábricas y la dotación de material moderno de nuestras escuadras. El temor a las represalias será la base de la prudencia. Esta es la obligación que nos ímponert el cuidado de nuestra propia seguridad y la responsabilidad que hemos adoptado, de ahora en adelante, en la organización de la seguridad colectiva, mediante pactos aéreos, y la iniciativa ha sido nuestra. Al convenio aéreo franco- británico, cuyas bases organizó en febrero último la Conferencia de Londres, ha seguido el convenio de Stresa. AUi se ha estudiado seriamente un pacto general europeo de ayuda aér a, v de un modo más inmediatamente realizable, convenios bilaterales, Francia- Inglaterra, Inglaterra- Bélgica, Francia- Italia, etc. Estos convenios deben ser firmados sin el menor aplazamiento, si queremos díir una conclus ión práctica acerca de este punto, a la manifestación de la solidaridad de las potencias occidentales. El coáipromiso debe ser doble: Poner en común las fuerzas aéreas para la ayuda mutua; preparar en cada nación signataria personal y material para esta misión. En efecto, el convenio aér. eo no es otra cosa que la comunidad de las aviaciones de bombardeo, asociadas o aliadas. ¿Para qué? Para establecer un sistema de represalias general. Si ha de ser efectiva su amenaza, es indispensable realizíirlo inmediatamente. Este es el dato poderoso, puesto que se trata de reunir itna fuerza aérea totaJ, supe-