BLANCO Y NEGRO MADRID 30-06-1935 página 44

oon obtener que u n anágo amaMe nos s o s t e n los piea, Anotemos aquí que si Halmay y yo hemos ccmseguido ciertos resultados en esíe aspecto, ha sido principalmente porque no cesábamos de estudiar nuestro estilo para descubrir sus imperfecciones y mejorarlo. Un buen nadador no debe limitarse nunca a una serie de evoluciones metódicas en la piscina; debe observar a los demás bañistas, estudiar sus diferentes estilos, evitar en cuanto sea posible sus defectos e inspirarse 1 sus buenas cualidades. Adelantémonos ahora, ea nuestro estudio, y admitamos que nos hemos asimilado bien d estilo francés o d estilo húngaro, y que ejecutamos los movimientos de modo irreprochable, tan pronto con cada brazo por separado como con los dos brazos a la vez. Pongamos, pues, en práctica nuestros conocimientos. Naturalmente, al principio no trataremos de establecer records de ninguna clase; nos contentaremos con obtener que un amigo amable nos sostenga los pies (estamos tumbados en d agtia) y nos levante im poquito sin que las piernas saJgan del agua. ífio deben doblarse las rodillas y las caderas deben estar cubiertas por el agua, que nos cubrirá la cabeza hasta las cejas, S aidamente, sin empujamos, pero tampóc sin contenemos, d amigo sigue la marcha que imprinMín nuestros brazos al nadar. (t V. Maro) Heve los brazos hacia adelante, pondrá mucho cuidado en no hundirlos nunca en el agua, porque si tal hiciese retrasaría el avanceLos brazos deben echarse hacia adelante por encima d d agua. No precipitar nunca los movimientos. Hay que avanzar con un compás natural, sin forzar en absoluto los músculos. Cuando no tengamos ya aire e n los pulmones, avisemos a nuestro amigo que nos suelte los pies para que podamos ponemos de pie. No me cansaré de repetirlo; es esenciálisimo para los nadadores llevar siempre una marcha r u l a r y natural El estilo de todos Jos grandes nadadores es una prueba evidente de cuanto expongo. Elsa lentitud y esa regularidad son tanto más necesarias cuanto que la resistencia d d agua no puede vencerse más que hasta cierto punto, y si los movimientos de los brazos son demasiado bruscos, no haremos más que chapotear en el agua sin avanzar lo más mínimo. H objeto d d ejercicio que acabamos de describir no es otro que el de asimilamos el estilo de echamos en la superficie del agua sin que nos estorbe ni nos preocupe d problema de la respiración. iCopvriffM Apence lAttefnire iiitematioiuniei Durante este ejercicio, cuando d nadador Servicio exclusivo para Bhájstco t NBS O.