BLANCO Y NEGRO MADRID 23-06-1935 página 182

se trata de evitar el éxodo del numerario español, sino de invitar al extranjero a tener residencia ea España y a darle la seguridad de que puede retirarlo a voluntad. Y no hay más clara ni más segura fórmula a tales efectos. Vendrá o no capital de otros países, pero el que llegue hasta nosotros sabe que tiene cierta su retirada. El decreto es oportuno. Se ha observado estos días un deseo de situar pesetas en España, deseo que plasmó en consultas a determinados elementos, pero no se cumplió por la dificultad que ahora salva precisamente la nueva disposición. H a habido movimiento en la entrada de pesetas procedente de liquidaciones de francos franceses. Estos francos son propiedad de exportadores españoles que tenían en Francia reservas y que han convertido a nuestra unidad monetaria ante la incertidumbre del franco provocada por las diñcutades políticas y económicas del vecino país. Se dice de fuente autorizada que el importe introducido en este último período es de unos 50 millones de pesetas, que han servido de alivio a nuestro Centro de Contratación de Moneda, como contrapartida a la entrega de divisas extranjeras nacidas de la exportación de diversos países al nuestro. La situación económica y financiera del mundo está francamente mal. No hay que demostrarlo porque resulta un axioma y dentro del índice general España queda en posición más despejada que muchas otras naciones, porque no tenemos ambiciones territoriales ni desmembración que nos excite a recuperarla, ni deuda exterior comercial, política y financiera- -sólo 80 millones de Exterior 4 por 100- -ni colonias extensas que defender. No tenemos más que una pelea en la esfera política entre izquierdas y derechas, sin programa substantivo, fuera del socialista que lo proclaman muy concretamente por boca de sus jefes, que es la conquista del Poder para ser dirigido por el proletariado, y por hoy no parece que este programa pueda ser implantado. Mañana Dios dirá. P e r o hoy- -repetimos- -sólo falta que la confianza que se ha iniciado en el Poder público se acentúe, que se corrija algo en la medida posible el presupuesto del Estado para reducir el déficit, que se emprendan algunas obras públicas y disminuya el paro, con ventaja también para las industrias pesadas y otras que, existiendo confianza, producirán más. Y como no tenemos problemas complicados internacionales ni otros que esta excitación política a que nos- hemos referido, y la situación económica es, en general, menos mala que en la mayor parte del extranjero, nos hallamos en condición de que se domicilien en España capitales extranjeros para usufructuar un interés superior al que producen sus valores indígenas, con la certeza, de recuperar nuevamente el dinero en el momento de su conveniencia. P o r todas estas razones estimamos acertado y oportuno el decreto de nuestro Ministro de Hacienda Sr. Chapaprieta. Si, al fin, concurre este capital, se aliviará nuestra balanza de pagos. Según el estudio hecho por el Banco de España con relación al año 1931, los intereses de empréstitos- exteriores en España, y los de valores emitidos por Corporaciones y entidades extranjeras y cotizados en España, representan más de 12.400.000 pesetas oro, y los intereses de capitales españoles invertidos a corto plazo en el extranjero, en unión de los dividendos, intereses, etc. de sociedades españolas cuyos negocios radican en el extranjero pasan de 28 millones en el crédito de la balanza, y los intereses y dividendos en esas mismas agrupaciones, mas los beneficios líquidos de otros capitales extranjeros, colocados en España, alcanzan en el débito 57 millones de pesetas oro. Las sumas a nuestro favor podrán acrecentarse y favorecer esta balanza de pagos. Nada, claro es, puede anticiparse respecto al resultado de la disposición de referencia. Sólo cabe aplaudirla, porque es justa y porque apreciado con acierto el instante actual se requiere a los capitales a venir a España y a invertirse en nuestros valores y negocios. mpoíCTí: Dt. t... ciJtnTAr coí nm L, virm Dui tt- hh J 930- 54. C 2 CI LAQ,