BLANCO Y NEGRO MADRID 23-06-1935 página 155

brillante actuación en los- tablados y tabladillós de la canción una cierta y merecida popularidad, apa: reció un día de pareja con Tabeí, y el éxito siguió siendo astiablé y propiciós e encontraron, sin conocerse mat amen te, hace unos dos añoSi al terminar el espectáculo del Casino de París. Vestidos del misnip modo, uno daba el brazo deiredio y el otro daba el brazo izctníerdó a Mi ingttett. Ac (iiel encuentro nocturno, propiciada por lá. nmfa fénix del mmic- hcM, ftié decisivo en sus vidas. I as primeras conversaciones que mantuvieron, al esbozar sus semejanzas y sus coincidencias las hicieron fructífenis, precisamente acentuando el contraste de sus discrepancias. Todo aquello que les separaba contribuía poderosamente a reforzar su unión. Puesto que, aparte lá coincidencia en la creación común, podían discutir largamente, la mutua fidelidad estaba asegurada. Un piano acabó de tmirles para siempre. Un solo piano para dos ejecutantess. Etos intéiTiretes de su propia obra, fácil, jur g osa, alegre y pegadiza. E esde entonces juntaron su destino. Su número se ha hecho famoso. Y eBos han llegado a serlo tanto, que ya nadie acierta a distinguirlos separadamente. De eiitre los dos, casi nadie sabe quién es Tabet y quién es Pils, Cario Rim, ágil escritor que los conoce bien a entrambos annque ignoro si confunde a Pils con Tabet y a Tabet cO Pils) ha dado, en una antena crónica, estos detalles TTNA CABACTEBEMCIOir D E CHAKIiES DUUJN. Un día, un conserje de hotel, miope O distraído; llamó Tabet a Pils y tomó a Pils por Tabet Era ya tarde. Cambiaron ambos una extraña mirada. Se sintieron Soldados uno a otro por una membrana invisible. Al día siguiente compusieron su primera, canción. Aquello no era todavía más que la luna de iniel. Un día, un sastre, sin ninguna oculta intención- envió al hotel un pantalón para, el señor Pilseiabet, y los dos comprendieron que liábía terminado su libertad. Aqaá pantalón adquirió a sus ojos un valor de símbolo. Semejantes a las dos piernas de un solo cuerpo, se aventuraron por el camino florido del triunfo. Como Chang y Eng, los siameses famosos de Barnum, vivirán y morirán juntos, y les enterrarán, lo más tarde posible, uno al lado del otro, en su piano de cola, Filemón y FiJemón sin Bancis. En muchas ocasiones han actuado, para mayor rotundidad de su éxito, ya rotundo por sí mismo, con la gentil y maravillosa Mireille, la esireUa deliciosa de un delicioso cielo rutilante. Para dar idea de la boga y el aplauso qué alcanzan las treaciones afortunadas de Pils y Tabet, las canciones fáciles y alegres de Tabet y Pils, bastará hacer consftar que de la prima- a que escribieron jKira su actuar ción con Mireille, una vez impresionada para el gramófono, se han venido, én poco más. de un año, doscientos setenta y cinco mil discos... Pero todo ello, es cierto, a cambio de su propia libertad personal. ¿Dónde podría ir na pierna sin la otra? Muy moderno y muy antiguo. Siento horror de la maquinaria teatral en aquellas manifestaciones suyas que no hacen más que contribuir a acelerar el ritX 3 KONDE GBT