BLANCO Y NEGRO MADRID 23-06-1935 página 23

¿lío habrá armas contra la adiUtErá? rrtiUzaría los dientes. (Fotos V. Muró) naturales concedidos a los humanos para comerse los unos a los otros. Y sin encomendarse a Wos ni al diablo, se abalanzó sobre su consorte, le aprisionó la cara con las manos, le atenazó la nariz entre sus dientes y apretó con- -el mismo entusiasmo que le hubiera inspirado un bocadillo de ternera. lUn ¡ay! lanzado en correctísimo francés Uainó la atención de cuantas pei- sonas Se hallaban en el café. ÍFué un ¡ay! revelador de algo trágico. Y, en efecto, así era. Cuando los clientes del establecimiento se acercaron, aún tuvieron tiempo de ver cómo Víctor daba con desprecio un papirotazo de gracia a la nariz de su cónyuge, y cómo el trozo de apéndice nasal, seccionado por el mordisco salvaje, se desprendía del rostro, y, después de una caída obscura y sin gloria a través de un vestido de confección casera, quedaba en el suelo confundido con tapones de botellas y colillas de caporal a cinquante. La desdichada pasó al hospital, y el bestia de Víctor a la Comisaria del distrito. Allí fué el llorar y allí el lamentarse del esposo arrepentido de su impetuosidad. ¡Yo estoy bien dispuesto, señor comisario -decía- a hacer un sacrificio! ¿Un sacrificio? ¿Cuál? -preguntó el policía severamente. -Ceder a la Ciencia un trozo de mi carne- -del sitio quí; quieran; me es igfual- -para que le hagan otra nariz a mi mujer. El comisario reflexionó. Por su mente pasó la graciosa historia de Edraond About referente al notario que perdió la nariz en un duelo y la reemplazó con otra hecha con n trozo de carne donado por un mozo de cuerda marsdlés. R- ecordÓ las pintorescas vicisitudes porque pasa la nariz en la que Se reflejan todos los estados morales y materiales porque atraviesa el marsellés. Si éste bebe, la nariz del notario enrojece; si. enferma, amarillea... De repente preguntó con la rapidez y la autoridad del hombre, hecho a interrogatorios; -i Qué oficio tiene usted? -i Panadero! El comisario adivinó de un golpe el porvenir. Vio la espléndida nariz de Germana perder peso y volumen durante las horas de fabricación. Se imaginó los frecuentes estados de chafes de aquella nariz griega y exclamó: ¡N o! ¡Usted, n o! Es preferible que facilite la carne uno del ramo de la construcción. Al menos ésos están casi siempre en huelga, lo que garantiza una nariz tranquila. Y he aquí por qué Víctor Lanza ha comparecido ante los jueces de la 14 Chambre correctionnelle sin poder alegar en su descargo ni el sacrificio de haberse desprendido de un trozo de carne para su cónyuge, amén de la costilla que le correspondió entregar a Su debido tiempo. Leandro Blanco, INTEBPKETACIOIÍ FOÍTOGBAFICA DEL SUCESO REAI 4 ZADA POS BL NOTABLE ACTOR PACO GAWBOO T LA SEÑORITA VICTOBIA DHL VAL,