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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-06-1935 página 132
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BLANCO Y NEGRO MADRID 16-06-1935 página 132

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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mar, en sentido horizontal, y la Europa de los inviernos nubosos, se alarga y se retuerce de arriba a abajo, de lo profundo a lo alto, ahilándose de pensamiento, cuando nosotros nos derramamos de expansión. Europa es intelecto reíle: c ¡vo, invierno; E s paña es sensación y vida, verano. Por eso n u e s t r a hospitalidad es paradójica y urbana, y no es la hospitalidad del hogar, porque el español no tiene casa, sino calle y café. Y el saJnete es la icalle y el café; o el c a f é desbordado hasta la calle en las terrazas v e r aniegas, con todos los colores de sus brebajes fríos: amarillos de los mantecados, verdes claro del limón y esmei- aldas de la menta, oros y caobas de las cervezas, blancos de las horchatas, y todas las gamas de los rojos, desde el pálido de las naranjadas h a s t a la sangre de las granadinas, el carmesí de las grosellas y el carmín de los sorbetes de fresa. Y en ese amLOS CHIJLAPOS D E LA CHULAPONA D E B O M E B O T FERNANDEZ S H A W biente de color y de KIBTOS DE AQUELLOS OTBOS QUE NO SABÍAN R E P K m i B S E luz, claro y ardiente, Son las chulapas de La verbeíia de la Fa- son las verbenas, desde la de San Antonio, la primera que Dios envía cuando loma, que resplandece y se agita en pleno el aire huele a verdura, caliente del día y reverano. La época del saínete madrileño. frescado por la brisa nocturna, sonoro de Porque el saínete, a fuer de español, es una pregones y de coplas, de bocinas gangosas, fiesta de verano. Y es que el verano tam- de cristales de organillo, de rasguear de bién es español; por africano y por americano, tres veces español. Porque el invier- guitarras, de xilófonos de codorniz, de treno parece cosa extranjera: un oso que vie- molos de grillos, de ondulaciones de tobone de fuera, aunque nuestro Madrid sea la gán, de moliendas de tío viv 5, de algavilla del oso y el madroño; porque nuestro rabias de tubo de la risa, y hay en el amoso es pardo y el invierno es un oso blan- biente azul de la noche, negro a trechos de co que nos viene del Norte. El invierno es un humo y rojizo de fogaratas, un extraño olor gran señor que sabe idiomas y se cubre de indefinible, apetitoso, provocativo, sensual, pieles, y ama el fuego de Ja chimenea, en la fresco y caliente a la par, a pitanza, a resicasa cerrada, y la evocación y el recuerdo, ñas quemadas, a nardo, a tierra húmeda, a y las disquisiciones del pensamiento atento luna y a agua cantarína que llora y ríe, en a mirarse por dentro, como si se abrigara, las fuentes monumentales, sin ritmo y sin porque tiene frío y no quiere salir al aire, edad, entre el terciopelo de las frondas. T o íY toda España- pese a su invierno presta- do lo supo sintetizar, sentimental y donairodo- -ies tierra caliente, de sol claro, actual, so, con arte de maravilla, en LÚ- verbatm de realista, formalista, colorista, detallista y la Paloma, ese maestro de saineteros, cuyos pintor, que se expande en multiplicaciones huesos reposan hace ya veinticinco años hade horizontes infinitos y en locuras de luz. jo la tierra bendita que sus ojos supieron España corre hacia lo ancho, de la sierra al mirar y su alma cantar, como nadie... Telipe Sa $o ne.

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