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BLANCO Y NEGRO MADRID 09-06-1935 página 170
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BLANCO Y NEGRO MADRID 09-06-1935 página 170

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Los Estados Unidos y la organízadón de su neutralidad Por FRANCOIS DE TESSAN, diputado y ex subsecretario de Estado D ECÍA el líder detnóctata senador Joseph Robinson, en tino de sus artículos del pasado otoño, que el pueblo yanki no comprende los temores, las rivalidades, las envidias qae se manifiestan en la complejidad de las relaciones europeas, y que ve con malos ojos toda política que tienda a provocar una nueva guerra, hasta el ipunto de que, si estallase un nuevo conflicto no apoyaría ni cion hambres ni con dinero a ninguno de los países beligerantes. Esta idea corresponde perfectamente al sen- tir general de ¡os americanos. Las polémicas relativas a las deudas de guerra y el incumplimiento de los compromisos financieros por parte de d er, sos países, la instauración de numerosas dictaduras, los fracasos del espíritu democrático y el desencadenamiento en Alemania de un nacionalismo exagerado, la reanudación de la carrera de armamentos y también el conflicto mandiú con stis consecuencias de graves, amenazas del lado de Asia, son razones que ejercen influencia en el ánimo de los habitantes de la gran Confederación, Aun los más inclinados a la colaboración internacional- -jefes políticos, doctrinarios, escritores- -se han hecho recalcitrantes frente a las complicaciones qtie por doquier han surgido. lEl presidente Roosevelt, que en los principios de su instalación en la Casa Blanca con- fiaba representar- un- papel pacificador, acelerar la reconciliación general y conducir al país hacia más amplios fines de cooperación, ha debido, como consecuencia de los acontecimientos, mostrarse reservado y ceñirse a un programa miudho más modesto. ¿Cómo no recordar que el 30 de enero último no pudó obtener la mayoría de los do tercios requerida en el Seriado para la adhesión de los Estados Unidos al Tribunal de Justicia Internacional de La Haya? Sin embargo, sus predecesores republicanos habíart reconocido el interés de este organismo por la causa de la paz e inclusive la Comisión de Por lítica Exterior había aprobado el proyectoPero cuando menos se esperaba, produjese un ambiente enrarecido en t o m o al proyecto y ser desendadenó una campaña tan violenta por parte de los adversarios del presidente (los senadores Joihnson y Borah, entre otros) que dio lugar al votó negativo. Bastó con excitar hábilmente el sentimiiento neutralista para que triunfasen los partidarios del aislamiento Esa repugnancia a sujetarse a Europa y a participar de su turbio destino no ha hecho desde entonces sino prosperar. El golpe hitlerista del 16 de marzo indujo a los americanos a considerar lá. situación con más pesimismo aún y a amplificar sus deseos de permanecer al margen de todo conflicto. L a miayoría de Jos periódicos censuraron duramente el gesto de Francia no dispensó nunca popularidad a sus grandes jefes militares... Sonríe el general y c o n t e s t a -Diga usted que soy muy poco amigo de i n t e r v i ú s no las concedo nunca, y a t r a vés de toda mi carrera, he mantenido esta actitud; créame que no me pesa. Así, pues, le agredeceré que, hoy como ayer y como mañana, me perdone que no le h a g a declaración alguna. -Sin embargo, mi general- -insistió- me h u b i e r a agradado oír de sus propios labios su opinión sobre la m, ora! del ejército en estos momentos, y m á s especialmente sobre la moral de los j ó v e n e s del actual reemplazo que han de permanecer t r e s meses más en los cuarteles. -Es algo tan sabido que casi no necesito contestar a su pregunta. La moral del ejército usted mismo puede juzgarla a diario: A la vista salta que es magnífica. Modelo de tropas las que acaba u s- ted de revistar en el Col Bayard, mi g e neral! -Indiscutiblemente; puede usted afirmarlo. Y diga también que fué para mí un momento de gran emoción. Verdaderamente mi antiguo batallón se presentó de forma impecable. A p a r t e de que cuantos regimientos y armas he visitado últimamente m e causaron magnífica impresión, t a n t o por su marcialidad como por su disciplina. Un general, de uniforme, aguarda a r e s petuosa distancia para ofrecer sus saludos a jefe del Estado Mayor Central. Mi corto audiencia ha terminado. Aquella misma tarde, el capitán Sarreat; organizador del viaje de estudios que los oficiales rumanos hicieron a los Alpes, ci verano anterior, y que estuvo en contacto constante con el general Gamelin, rae decía hablándome de é s t e E s infatigable... Sí, un trabajador sin desmayos, competentísimo y también un g r a n jefe modesto... a Eparvier. Copyright Agence Litteraire Internationale.

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