BLANCO Y NEGRO MADRID 09-06-1935 página 77
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página77
- Fecha de publicación09/06/1935
- ID0005179880
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prosternado ante Jimena fabla el escudero ansí: -Pues que mi Señor no vive, Dios me conceda morir... Y Dios escuflhó aquel ruego del escudero del Cid. No más huella que la huella que al volar deja el neblí, no más huella que los peces dejan en el mar sin fin, no más huella que las olas al romperse en el cantil. dejó en la memoria humana la sombra del paladín: aquel vaso de lealtades siempre adicto a su adalid... Llamábase el escudero... ¿no hay quién lo sepa decir? ¿Llamábase Sandio, o Ñuño, o Melendo, o Ajntolín? La abnegación del humilde ya no tiene nombre aquí; mas antaño, por buen nombre, se llamaba Pero Gil. M. J BlancorBeitnonte. (DIBUJO DB MAtXIMO RAMOS)