BLANCO Y NEGRO MADRID 09-06-1935 página 69

i88i. Corina, voluptuosa de ruinas medievales, va en una diligíencia camino de Germania. Ya pasó el puente de madera con barandales, al borde de las torres de Estrasburgo. Este es el Rhin, con sus castillos y sus nieblas. Y si no hay nieblas, no importa, porque Garina es romántica y lleva entelerañados y nublados los ojos. Florestas por cuyo húmedo verdor suenan vagos ecos de cuernos de marg- raves. Un arco roto por donde trepa la hiedra heráldica enterneciendo el granito. Quizá una hondonada. Ventanuco estrecho en pared alta. Desde ese ventanuco, la heroína oía el canto del trovador o el sordo río. Soledad de soleda- des, y todo soledad. -Luego vendrá el crepúsculo para que el cielo intime con la tierra y el castillo intime con el silencio, y la luz con la sombra, y todos los gatos sean pardos. Más allá, el lago con el cisne de Lohengrin. ¿Qué preferís, luna o Umria? La lluvia es temblor y reja, corazón condenado, cárcel que llora. Es la lágrima del mundo que se pone muy triste y sin saber por qué, sin razón. Pero eso es lo bonito en 1811, sufrir sin causa, con desinteresada, gratuita melancolía La lluvia es melancólica, la luna, muerte. Mejor con muerte, quiero decir, con luna. Y no hace falta, además, que llore el aire El, FORO ROMANO. (AaVAPUBRTU DEL PIRAKIISE)