BLANCO Y NEGRO MADRID 02-06-1935 página 208
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página208
- Fecha de publicación02/06/1935
- ID0005180195
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26 GEX 0 VEV. -MARIA LUlS. -MlN- ¡Ya le despertarán a usted! Todos los tisqueros de Vanoisé salvé el puerto del Palet para bajar a Val d Iser y seguir el río feriantes se marchan. Además, aun llegarán hasta Bourg- Saint- Maurice. Antes de des- algunos esta noche. cender al valle de Aosta, que me interesa ¡Con tal de que los rezagados no hagan ba visitar, di un rodeo hacia los Cíiapieux, mucho ruido! puebleciUo próximo a la frontera, y provisPedí la cuenta para dejarla pagada, por si to de un campamento de barracas, aloja- no había nadie con quien entenderme cuando miento de una guarnición de cazadores alpi- me fuera. nos. Mandaba aquella guarnición un tenien- -Mañana pagará usted. te, amigo mío, a quien me proponía sorpren- -Bueno. der. Al llegar supe que los cazadores haSubí para acostarme. Halagaron a mis bían salido de maniobras, y sólo quedaban miradas las agradables dimensiones del leallí un sargento y algunos soldados. Hacía cho. Quise cerrar la puerta con llave, pero ya bastantes días que no me desnudaba si- no hatóa llave ni cerradura. Sólo un pestiquiera, conformándome por las noches con llo holgadísimo. Esto es tan corriente en los los montones de paja que pincha, q de heno, albergues montañeros, que ño me sorprendió que sofoca, y confiaba en mi amigo el te- ni preocupó. Me. bastaría con adoptar mis niente ara alojarme, al fin, cóinalamente- precauciones habituales: ocultar mi portaMe hubiera bastado un camastro de alpino. monedas debajo de la almohada. En cuanto Me encaminé al pueblo, renegando, en bus- a mi equipaje, es tan reducido, que cabe en ca dé alojamiento, y acerté con uno que te- una mochila tirolesa. Además, éste es pueijia esta muestra incitante: El valle de los blo de gente buena, donde no roban a naventisqueros die. Me acosté y me quedé dormido. Aun estaba en el nrimer sueño cuando me- ¿Tiene usted algún cuarto dispcmible, desperté sobresaltatfo, acometido de un teseñora? ¿ü n cuarto con buena cama? -lÁega. usted oportunamente. Hay feria mor imaginario. Me pareció oír una respiración, un suspiro. Había alguien en mi eit Banfort; y sólo me queda uno. Baufort es una aldea bastante lejana, se- cuarto; alguien que debió de entrar- mienparada de líos Chapieux por el ccákdo de tras yo dormía. Extendí un brazo y me paRoselande, que es interminable y forma una reció notar cierta resistencia; algo redondo, como un hombro. El sueño nos presenta a meseta de pastos. tan exactas, qué no las dis- ¿Qué feria? pregunté como si me in- veces imágenes la realidad. Indudablemente, tinguimos de teresara. sonando todavía. Pero frío que Feria de ganados- -me contestó brusca- estaba en la espalda a causa deelaqud consentí mente, como si no fuese lícito desconocer tacto acabó por despertarme. Abrí, cuanto esas solemnidades a las cuales se convida pude, los ojos. No se veía nada, aunque en el campo a todo el mundo, por muy dis- el balcón carecía de persiana. Extendí el tantes que se encuentren. brazo otra vez y toqué algo caliente, blan 1 patrona me llevó a ver mi cuarto. Sólo do, cartilaginoso. No podía dudar. Era una me fijé en la cama, cuyas limpieza y pro- oreja. Había alguien en mi cama. Doy un porciones me entusiasmarctti, salto de carpa por encima de un cuerpo- -Es una cama para dos- -me explicó ella. humano; me planto en el suelo v enciendo Asentí calculando que así dormiría más un fósforo. ¡Qué horror! Una cabezota cala gusto, y a con el descanso a s u r a d o va, colorada y barbuda descansaíia en la albajé al comedor para tomar algún alimen- mohada juntó al sitio que ocupaba yo poco to. Comí muy bien. En la posada habían antes. hecho acopio de comestibles con motivo de- -i la feria. Después de la sopa de leguinbres ahí? Eih! ¿Quién es usted? ¿Qué hace usted me dieron una tortilla de jamón y un asaCuando está uno con indumento de dordo de vaca con zanahorias tiernas, todo lo cual, unido a la perspectiva de una bue- mir no tiene autoridad, pero yo hablé viona cama, me puso de buen humor. En las lentamente. El hombre aquél se movió, se mesas inmediatas halilaban los feriantes, despertó y se echó a reír. Soy tratante en. terneras. alborotando mucho, y así me enteré que la- ¿Qué hace usted ahí? abundancia de heno favorecía la venta de Para contestarme adoptó una expresión ganado. Se habían realizado buenas trans acciones y se bebía de firme. Yo tomé parte bonachona: Estaba usted lan dormido, que no me en el júbilo general. El ambiente era denso, de humo, y olía mal, pero reinaba la cor- atreví a decirle nada, por temor de molesd i d a d Yo tenía que atravesar ej collado tarle. del Seigne d día siguiente, para pasar a- -Sepa usted que esta cama es mía. Italia. Con objeto de desquitarme del sueño- -Es una cama para dos cuerpos- -me atrasado y prepararme parH el recorrido si- dijo con dulzura. guiente, resolví retirarme a mi cuarto, no- El cuarto es mío; vayase usted. sin encargar antes que me despertaran a- ¡Eso sí que n o! El cuarto es para dos las cuatro de la madrugada, que, como es- personas, y la cama lo bastante ancha para tábamos en agosto, era antes de que salie- dos, también. Siempre ha sido lo mismo. La ra el sol. Se me rieron en mis barbas. última vez fué Galapreúx, el vendedor de cerdos, con perdón, el qUe ocupaba su si-