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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-06-1935 página 28
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BLANCO Y NEGRO MADRID 02-06-1935 página 28

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Ni el invierno es invierno, ni el estio estío, ni existe, el otoño, ni podría decirse que hay primavera si no fuese por algún que otro significado izquierdista que confía en gobernar muy pronto. Lo cierto es que la ciencia climatológica está travesando una honda crisis. Ya, a punto de poner a prueba el refranero de hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo, el tiempo siguió fresquito. E n d pasado domingo, en el parque del Retiro no se podía parar un minuto. Los músicos de la Banda Municipal tocaron con los instrumentos enfundados, por miedo a que tocándolos cuerpo a cuerpo se enfriasen y dieran notas desafinadas. Los cines recobraron en los días anteriores su esplendor, porque daba gusto estar en un local cerrado y obscuro, al calorcito de un público compacto y, sobre todo, febenino. En fin, a la hora de escribir estas naderías, pudo inaugurarse, aprovechando una c arita, la Exposición Canina de; í Retiro, que anualmente y por esta época, se celebra y se ladra, y a lia que claro es, concurren los. perros más acreditados de Madrid. En este certamen canino falta la instalación de ia Hacienda española. Chapapriéta se ha disculpado diciendo que hasta aúe se arreglen los presupuestos no puede disponer de un perro. Por cierto que nos disgusta que la Exposición Canina, lo sea también del gato y del pájaro. Esta, promiscuidad de nuestros animales domésticos nos alarma un poco, porque aquí, en esta Exposición, los más xpuestos son los gatos por la vecindad de los pájaros. Nosotros iremos con preferencia a visitar a nuestro amigo el perro, el mejor amigo del hombre, al que no le falta- -como se ha dicho- -más que llevar algún dinero para demostrarle su amistad. Lo que no se sabe de fijo es si en esta amistad es el pe- c r ¡w w m rro el que aprende del hombre, o si es el hombre el que se acostumbra a hacer perrerias, a fuerza de andar con su amiguito. Puede que sea el perro el que se eche a perder con el trato humano, porque é. perro es el símbolo de la felicidad. Se le ve en los antiguos sepulcros velarKia el sueño eíemo dfe su amo, que por cierto suele dormir en la tumba vestido con su buena cota de malla, protegido por una coraza y calzando espuelas, traje bastante incómodo para una siestecita tan larga. Admirémoslo como un pijama de la época. Sin embargo, el perro no deja de ser interesado- -dicen- -pues no baila si no le dan dinero o un pedazo de pan, falto de peso, naturalmente, pero a decir verdad, bai ar, bailar yo no he visto más que M oso, y al hombre cuando le cae la lotería, o le dan la noticia de que ha fallecido su tnainá política, o le ponen en las manos ün enchufito para diupar del bote del Estado. Luis Gahaídón.

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