BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 205

JEHKY FKOSiC ER II CAPITULO III La puerta del salón aparecía entornada, difunto hijo de Mr. Hart. También le exy cuando los cuatro personajes se aproxi- trañaba sobremanera no se la hubieran ncMnmaban a día, percibíase claramente el ru- brado nunca, y no pudo evitar el rdacioOKtr de un diál %o, en el que dmninaba la narla con d conodmiento de fórmulas vevoz de un hombre. ChapiA fué el primero nenosas. en entrar, reconociendo al punto, en un inSu aparidón, tan teattral y tan trágica a dividuo ue había de pie en d centro de la la vez, taba, por lo visto, magistralmente habitación, al ocupante mareado de la cá- planeada de airtemano, así como su aparenmara número i, a quien ya suponía difunto. te sorpresa al encontrar gente desconocida H hombre aquel vestía traje de diario, gris a bordo de su yacht. Aqudla buena señora otecuro; su a f e c t o a: nté la dama de los ca- restdtaba una estupenda com ianta. bdlos Uanc s era d de un ser inferior, resGxitinúando su perorata, decía: petuoso y serviL Ella taba de ¿e, dando- Sospecho de los cuatro y de su extrala espalda al cadáver, mientras que d homña presencia a bordo, que no saben justibre ludlábase de cara a la puerta; dióse ficar... ¡Y mi pobre Daddy, asesinado! cuenta al momento de la oitrada de los cuatro- -U n momento, Mrs. Glass; permítame personajes que ya conocemos, y acdamó: que torme la direcdón dd astuto; será me- -Decía iBted, señora, que llevábamos a jor- -r- intervino suavemente Dupont- Por bordo dos desconocidos; pero aquí aparede prwito, desearía saber... cen tres, más una mujer... Hendiendo los aires, interrumpióle un- -Yo soy tma de las secretarias de mísalarido tan estridente, que, por el momento, ter Hart- -dijo Grace Devin, con voz diillona, queriendo moderarse serena y sin apar- dejó a todos como petrificados. Varios autar los ojos d d cadáver que aparecía ten- llidos consecutivos y rumores extraños sobre cubierta les forzaron a ¡tomar una dido sabfré d pavimento. ¿Se puede saber qué hacen ustedes a determinación. Dupont dirigióse rcsudtabordo dd yacht de mistress Mon omery- mente a la píwrta, s uido de los demás. Güass? -pr untó bruscamente aqud hom- Pero les impidió d paso un hon re de piel broncínea, que, poseído, al parecer, de inbre. (CHi 5 ¡Esta dama es mistress Montgo- tenso pánico, gesticulaba horriblemente. Y mety- Ciass! -dijo Grace, con marcada iro- cayendo de rodillas ante Dupont, a la ver nía. Ohapin, que la obserg l! notó en su que se agarraba fuérteftiente a sus piernas, mirada una e q resión dnica, como si su- no cesaba de gesticular espantosamente y piera algo desagrradable referente a la da- agitarse en epilépticos ademanes. Cogite Dupont por ambos brazos, obliñ a dd vestido color cereza. -Soy, en efecto Mrs. Glass- -confirmó la gándole a levantarse, y dirigiéndole algunas aludida, con altivez- El Sr. Dupont es mi palabras en aqud extraño dialecto que usaabosado; ahora tengan ustedes la bondad de ban los mulatos y el oficial blanco. Poco a poco, aqudla ininteligible converex dicar inmediatemoite qué significa su insación subía de tono sucesivamente, tnostr (miisÍMi en nú yacht. Yo ignoro para qué me han traído, ho- tral d n r o sumisión y rebddía, según d otro empleaba domkiio o convicción; y norable señora- -dijo Ryder. Han asesinado a mi padre político- -di- aunque el primero aparentaba Mriprenderle, s uía mostrámiose aterrorizado, pues, jo la dama severamente y sin atenderle. Cühapin reflexioiuiba, sin U ar a exf i- sin duda alguna, Djqwot le amenazaba carse cómo la señora se llamaba Mrs. Mont- crudmente, a la vez que le sacwfia sin gomery- Glass, si había sido la esposa dd piedad.