Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 198
BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 198
Ir a detalle de periódico

BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 198

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
  • Página198
Más información

Descripción

CSCCERO S I S ¡RUMBO enorme popularidad en los circuios artisti- i de él al ptinío, colocándolo sobre la cama. eos anunciadores. Desempeñaba e! puesto Pesaba bastante, y su asombro no tuvo lísie redactor artístico en el Magasin Gigante mites cuando, en un cartoncito que pendía Semanal. No creía tener enemigos; por lo del asa, leyó su propio nombre. Su turbación menos, ninguno que pudiera tener interés fué en aumento al ver que el maletín conteen meterle a la fuerza en un barco, después nía todo lo necesario para un crucero de de haberle dejado sin conocimiento, de un placer: ropas, objetos de aseo, ¡tocador, etcétera... sin faltar detalle. siUetazó en la cabeza. Extrajo de la misteriosa maleta una caIntentó incorporarse, quitándose la americana y el chaleco. La cama se deslizaba misa era completamente nueva y estaba por el pavimento, impulsada por los vaive- marcada con sus mismas iniciales. Sacó tamnes del navio. Una repentina náusea reper- bién una americana de tweed gris y se decicutió en su cabeza dolorida, obligándole a dió a probársela; al mirarse al espejo, vesdesplomarse de nuevo sobre la almohada y tido ya con ella, su asombro creció de punto al comprobar que la prenda le sentaba a cerrar los ojos. admirablemente, como hecha a su medida. A poco, cuando su c e r e r o volvió a des ¡Pero, Señor! ¿Qué significaba todo pejarse, decidió, practicar un reconocimienaquello? A pesar de sus inauditos esfuerto. Aun cuando torpemente, logró ponerse zos de imaginación, no cons uJa llegar a en pie, y tambaleándose por el vaivén, emuna conclusión lógica. Quien quiera que fuepezó a recorrer la habitación. Por de pronse la persona que le había llevado hasta allí, to, registró detenidamente los cajones del obró premeditadamente. Guardó de nuevo en tocador, escritorio y mesa: estaban vacíos. la maleta ambas prendas y se tumbó en la Én el cuarto de baño, moderno y primoro- cama, sumido en un mar de confusiones. so, no encontró nada que llamase especial- L J ó a temer que el golpe que suponía hamente su atención, a no ser la palabra Car- berle sido asestado por su vecino de mesa, men bordada con letras rojas en todas las le hubiera trastornado sus facultades mentoallas, lo cual le hizo sospechar que había tales, y esta obsesión, que parecía adueñarsido, introducido clandestinamente a bor- se de su cerebro, no le permitía conciliar el do de un yachf de recreo. Sin embargo, sueño. no recordaba que ninguno de sus amigos o AI despuntar el alba, se aventuró a saconocidos poseyese un yacht, y entonces le lir a cubierta; la lluvia seguía cayendo a toasaltó el temor de que le hubiesen confun- rrentes, si bien él viento había amainado dido con otra persona. Lanzóse contra la bastante. Podía, apoyándose contra las capuerta de la cabina, que cedió fácilmente; binas, llegar hasta proa; observó que por respiró: por lo menos, no le habían ence- aquel costado daían a la cubierta siete puerrrado. tas. Al pasar, intentó abrirlas una a una, Una ráfaga de viento frío y la lluvia que sin conseguirlo, hasta que, al llegar a la caía a torrentes hiciéronle retroceder. E! sexta, tuvo ¡a agradable sorpresa de que, temporal ofrecía un aspecto imponente, de cediendo al primer impulso, le permitiera j el! gro y grandiosidad. Las olas encrespa- penetrar en un salón de lectura, confortadas barrían materialmente el costado del na- blemente amueblado. Pero en el momento en i- ío, que de puro inclinado parecía ir a hun- que atravesaba el umbral, le detuvo un leve siirse en el furioso mar. La espuma que la- rumor: en el cabillo de proa había dos mía la cubierta ocultaba por completo la hombres, mulatos al parecer, que estaban baranda. Cerró de un portazo, considerando adujando im cabo. Adelantó unos pasos, temerario e inútil lanzarse al exterior; es- hasta que creyendo ser visto, les dio una peraría prudentemente a que amaneciera pa- voz, para llamarles la atención. Pero como ra explorar con más desembarazo. no le hicieran el menor caso, sino, al contraAl entrar de nuevo en el cuarto, descubrió rio, parecieron mirarle con desprecio, suana puertecita que ocultaba una especie de bió la escalerilla, plantándose ante ellos. ropero estrecho y largo, en cuyo fondo se- ¿Adonde va este barco? -les preguntó. veía un maletín de cuero negro y brillante. Los dos mulatos se quedaron mirándole Intrigado y curioso, queriendo saber si en estúpidamente, con apariencias de no ensu interior babía alguna sorpresa, apoderóse tenderle, y uno de ellos pronunció, dirigién-

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.