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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 174
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BLANCO Y NEGRO MADRID 28-04-1935 página 174

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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ma. Porque asi se aprende, cuando menos, a tirar por la borda una estúpida timidez que no sirve más que de estorbo. Hoy por hoy, lo que debe usted hacer es no pensar más en esa chica y no pasar ni por casualidad por su ventana. Con lo que evitará usted dos cosas: el mal ra ¡to de verla hablar con otro y la satisfacción que a ella le produzca el hecho de verle a usted cruzar con una cara muy larga. mi y no para la otra. Y una vez que fuera mió definitivamente, es muy posible que, tanto al hombre como a la mujer, les obsequiara con la patadita de Charlot MuÑEQUiTA. -No puedo arropar a mis niños por esta sencilla razón: no los tengo. Ni niños, ni mujer que pueda proporcionármelos. Creo gue las mujeres deben estudiar una carrera para no depender, por lo menos en amor, más que de su propio impulso. El carnaval callejero no me gusta y cuando voy a las bodas, en clase de invitado, me ocurre lo que a usted: huelo la tragedia. Ya está usted contestada en todas menos en una pregunta. Aquella en que me dice si me giista su letra. Y es que debe usted tener la cabeza llena de pájaros, porque hasta se olvida de que me escribe a máquina. Jous. -Pero, hombre, ¿de qué se queja ustedf ¿De que una muchacha que tiene novio se le da a usted bien? ¿Y por ello le llama usted vampiresa Pues, ¿qué seria si, por el contrario, se le diera mal? Aproveche la juventud, tome lo que le den y, sobre todo, no se lo cuente usted a nadie. Ni siquiera a mí que me cuentan cada caso y cada cosa... cuando está verdaderamente enamorado. Siga, pues, su vida como hasta ahora y navegue por ella, aprovechando las buenas rachas y conllevando los malos tiempos. Y tome a las mujeres como prácticamente se debieran siempre tomar: como el más delicioso de los pasatiempos. EL CAPITÁN VENENO, SOCIO DEL siempre CLUB M O M O -N o ocurre EL DIABLO IMPACIENTE. -Los dia- M U J E R MUJER, MUJER. -En efecto; los hombres que manejan con arte la aguja de navegar, saben que, para sacar de sus casillas a una mujer joven, basta con pronunciar una sola palabra. Esta: niña ¡Ay, cómo se indigna la mujer joven cuando se le dice nÍHa ¡Casi tanto como una mujer de cierta edad cuando se la supone vieja! Usted está indignada por algo semejante. Y en cierto modo, tiene usted razón. Yo en su caso, para demostrar estaban equivocados, recurriría a mi razonamiento mejor que al impulso. Y lucharía contra la mujer de cierta edad que encuentra niña a la mujer ¡oven, que es ttsted. Luchará con todas mis armas- -sonrisas, miradas, suspiros- sería tan coqueta y tan mujer, por lo tanto, que el hombre acabaría por ser para blos hubiera yo escrito. Porque son dos. Y diablos con falda, por añadidura. Al primero de ellos debo decirle que, casi todo amor, acaba cansado siempre que se le cultiva por correspondencia. El amor quiere con los ojos y con la voz; cuando quiere por medio de la plutna el pobrecito languidece y se pone fiacucho y endeble. Este es su caso, o por lo menos el caso de su señor exenamorado. Se cansó y está lejos, cerca de otras tentaciones. Mal remedio, porque el remedio seria que, para avivarlo, fuera usted a verlo o se decidiese él a ver a usted. Entre tanto... El segundo diablejo, aunque le parezca peor, está en mejor situación que el otro. Su hombre gruñe, patalea y hasta hace fu como el gato cuando la ve. Si le fuera indiferente no haría todo eso. Lo hace porque la muchacha le gusta y aspira a no perder su libertad. Hay que atacar un poco a fondo. El triunfo es seguro. Valor y adelante. lo mismo que ocurrió otra vez, porque la vida tiene sus altos y sus bajos de montaña rusa. El que una mujer fuera como fué, no quiere decir que todas las mujeres sean lo mismo. Si está usted seguro del cariño de ésta de ahora y, además, siente por ella cariño, ¿para qué pensar, en lo que antes le ocurrió con otra? Viva el presente y no se ocupe del pasado. En el porvenir es inútil pensar, precisamente, porque no se sabe cómo ha de ser. RUBIALES. -Pienso que porque un supuesto José la llama a diario por teléfono no es delito para avisar a la Policía. Si José cansa, es suficiente con colgar el teléfono cuando José llame. A mi lo que me parece es que a usted le intriga José. Y me lo parece porque, al fin, como buena mujer, debe estar muerta de curiosidad. LA DE LOS BUCLES. -En caso de BLANCO Y N E G R O -N o no le acon- sejo a usted el matrimonio como puerto de refugio para una vida un poco tormentosa. Yo no le aconsejo el matrimonio a nadie más que. en un único y determinado extremo: duda hay que dejarse ir con el impulso. O lo que es lo mismo: hacer, precisatnente, ló que se tiene ganas de hacer. Si usted piensa no querer demasiado al primero es, desde luego, porque no le quiere usted. Y si los ojos no saben dónde mirar cuando pasa el segundo, es porque tienen ganas de mirar al que pasa. Total: que debe usted despachar al novio y coquetear buenamente con el que tanto la mira y que, por mirarla, le iri, pide hasta de la acción de mirar. La naturalidad suele dar norma a casi lodos estos pequeños conflictos de amor. J. SPOTTORNO Y TOPETE.

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