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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 175
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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 175

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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EDGAR RICE BURROUGHS 8l mujer. Lo mismo ésta que el conductor, parecían jóvenes, pero como allí todo el mundo lo era, podía oscilar su edad entre los dieciocho y los trescientos años. Uno de los coches era rojo; el otro, blanco, y cada uno de ellos se unió al bando de jfuerreros que ostentaba su color respectivo. Cuando ambos bandos se alinearon formando círculo en tomo al redondel que constituía el campo de deportes, la multitud aplaudió frenéticamente, alentando a los presuntos luchadores con gritos de júbilo; pero una vez que el círculo se cerró, cada espectaílor guardó un religioso silencio: Sonó una trompeta, y rojos y blancos se pusieron en movimiento, aproximándose mutuamente, pero guardando una táctica especial un grupo avanzaba y otro quedaba a retaguardia en uno y otro bando. Los coches quedaban atrás, junto a la retaguardia y rodeando los carros, se colocaron unos cuantos soldados Me dirigí a Ero Shan: ¿Queréis explicarnos algo sobre este juego? e pregunté. -Es sencillisimo- -me contesta- luchan durante quince vir (esto es, sesenta minutos de la Tierra) y el bando que captura primero a ¡a reina del contrario es el vencedor. No estoy muy seguro de qué era lo que yo esperaba: lo que sí puedo certificar es que, desde luego, no era lo que vi después. Los rojos empuñaron en alto sus espadas y emprendiendo veloz carrera, cargaron sobre los blancos. En el primer encuentro, vi caer muertos a tres hombres y a más de una docena heridos: sin embargo, los blancos conservaban su reina. Cuando el peligro amenazaba muy de cerca a una reina, su coche retrocedía y la retaguardia se adelantaba, aprestándose a su defensa. Había momentos en que parecía que los blancos iban a apoderarse de la reina roja, y otras veces era la, blanca la que se veía eñ peligro. Había innumerables cuerpo a cuerpo y una maravillosa exhibición de luchas a espada en un magnífico alaíde de perfecta esgrima- Pero aquel espectáculo, tan bárbaro y primitivo en sí, estaba tan poco en consonancia con la armonía y la ecuanimidad que hasta entonces había observado en Havatoo, que no podía hailíar explicación satisfactoria a ello. Alquella raza modelo descendía súbitamente desde un concepto elevadísimo de cultura y civilización a la más. primitiva barbarice: era inexplicable. Y lo más extraño para mí de todo era el entusiasmo salvaje con que el pueblo gozaba del sangriento espectáculo. Sólo una reina fué capturada durante el encuentro: ya al final, la reina roja cayó en poder de los blancos, mas no sin que antes sucumbieran sin excepción todos los que la defendían. De los doscientos hombres que tomaron parte en la fiesta, no quedó imo en pie: cincuenta murieron en el campo; de resultas de las heridas, perecieron diez más, y el resto sufría asimismo gravísimas lesiones. Mientras recorríamos el camino de retorno a nuestras casas, pregunté a Ero Shan, cómo podían tolerar un espectáculo tan salvaje y brutal, y mucho menos regocijarse con él los cultos y refinados habitantes de Havatoo. -Tiene su explicación: padecemos muy pocas guerras- -contestó- Etesde hace siglos, la guerra ha sido él estado natural del hombre. Es una sensación de aventuras jue el hombre necesita. Nuestros psicólogos descubrieron que es para él una expansión de las costumbres tradicionales en la raza humana. Si ésa, por medio de guerras o juegos peligrosos, no se le da, la buscará cometiendo crímenes o en riñas y otros actos reprobables, que acarrearían la destrucción de generaciones enteras. Mejor es así. Sin la emoción, el hombre no progresaría, sus energías iríanse debilitando y se moriría de aburrimiento. Tan singular razonamiento era el origen de aquella salvajada; sé me antojaba una extraña filosofía, que tuve que aceptar. Como había tenido que hacer con toda la sabiduría de HavatooTrabajaba con ahinco y entusiasmo en mi aeroplano; ya iba tomando forma, y lo veía tan fperfecto, que podía aparecer como fabricado en el mejor taller del mundci. Tenía a mi disposición materiales que sólo en. aquel país podían fabricarse: madera sintética y un acero áe tal calidad y solidez, que maravillaba, pues era, al mismo tiempo, ligero como una pluma. Contate. también con un elemento desconocido en la Tierra: el vik- ro y la substancia lor, para abastecer el motor; el vik- ró aniquila, al juntarle con el elemento yor san, a la substaacia lor, que contiene el propio yor san. Si empezase a explicar fórmulas químicas, con las que se obtienen resultados sorjirendcptes e inesiperados, por medio de mezclas de substancias- desconocidas para nosotros, no acabaría nunca esta parte de mi relato. Dada la solidez de los materiales empleados, la duración del aparato estaba computada por los físicos para un promedio de cincuenta años. Fácil es de imaginar la impaciencia con que yo esperaba la termina; ción de aparato tan maravilloso. i Por fin se terminó! Pasé la última tarde conteniendo mi júbilo, mientras lo inspeccionaba cuidadosamente con mi numeroso grupo de ayudantes. Al día siguiente tenía que sacarse fuera del Tag kum vpo Kiookanttjm, para el vuelo de prueba; tanto mis obreros como yo teníamos descontado que PLIEGO V

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