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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 172
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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 172

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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P E R D I D O S EN V E N U S 78 Díanos dos vueltas a lo largo de la aveclavada eri una calle silenciosa de la Sección Yorgan, muy cerca de Korsían Lat o nida, disfrutando de aquel espectáculo de avenida de los Guerreros, y estaba habita- belleza y de vida que se nos brindaba, y lueda por mujeres, que se encarjíaban de lira- go dejamos el coche en una de las muchas piar las escuelas preparatorias de Korgran explanadas míe se destinan a tal objeto, Lat, que se hallaban contig uas. Una de es- trasladándonos en un ascensor a! paseo de tas mujeres me hizo entrar en un lizñng- los peatones. room, donde esperé mientras ella iba a preAllí exhibían las tiendas sus artículos, de venir a Nalte. Agrupábanse en la estancia igual modo que en las ciudades americanas, hasta ocho o diez mujeres, una de las cua- donde se adornan los escaparates más para les tocaba un instrumento musical, descono- recreo de los ojos que para atraer al intecido para mí; otras bordaban, pintaban o se rior compradores, que no siempre encuenentretenían leyendo. tran artículos de la calidad de los expuestos. Cuando entre, suspendieron sus labores y Los hombres de ciencia de Havatoo hame saludaron amabíemente; no había una bían inventado una luz, a la vez suave y essola que no fuese hermosísima, y eran, a la pléndida, con la cual obtenían efectos sorpar, cultas e inteligentes. prendentes, imposibles de conseguir por Nalte mostró gran alegría al verme y co- nuestros métodos, relativamente imperfecnocer las noticias que yo iba a darle; y co- tos. En ninguna parte se veía fábrica ninmo yo deseaba estar a solas con ella, la in- guna. Acuella luz daba reflejos suavísimos vité a dar un paseo conmigo. Aceptó en- sin irradiar calor; parecía a veces luz socantada; mientras nos dirigimos a Korgan lar y otras, en cambio, tenía tonalidades tan Lat, le dije: tenues, que resultaban algo sorprendente y- Celebro infinito que vuestro examen maravilloso. diera tan favorable resultado. Después de pasar una hoira deliciosa, Nalte rió, gozosa, diciendo: ¡Pero ya veis a qué costa! ¡Tendrían mezclados con aquella alegre muchedumbre, que ver las caras que pondrían en Andoo, hice algunas compras sin importancia, insi vieran a una hija de su rey fregando cluyendo en ellas un obsequio para Nalte, suelos! -añadió, riendo todavía, lo que pro- y tomando de nuevo nuestro coche, acomhaba oue había dado de lado a su amor pro- pañé a mí amiga hasta su casa. pio, demostrando con ello un talento f A k mañana siguiente empecé a ocuparcepcional- Pero después de todo- -conti- me de la organización de mis clases. de Asnuó- es un gran honor i ci- i- on iderada tronomía; las matrículas eran tan numerodigna de permanecer entre esta laza de se- sas, que me vi en la precisión. de instalar res superiores. ¿No os parece que hay ra- varias salas, y como las horas de trabajo zón para estar complacida? en Havatoo s o son cuatro al día, lo pri- -Indudablemente- -respondí. mero que tuve que hacer fué reunir un pro- ¿Y vuestro exiamen? Estoy también fesorado conipetente que pudiera aliviar mi nwv orgullosa de vos, Carson Napier, por- labor, por lo menos en las nociones prelique me han dicho que habéis sido exalta- minaresdo a un alto puesto. Me satisfacía en extremo el personal maEntonces me tocó a mi reír: triculado no eran sólo científicos y solda- -A. no ser por mis conocimientos de As- dos, sino todos los miembros del Sanjon. tronomía, ciencia desconocida para estos La sed de saber, de adquirir cada día un dioses, me hubieran eliminado sin remedio: nuevo conocimientOj era insaciable en aqueen el examen me habían condenado a muerte. lla gente. Salimos a Korgan Lat, atravesamos el Poco después de mediodía daba por terparque público y la alameda, en el centro minado mi trabajo de la jornada, cuando de la cual se alzaba un magnífico stadiimi, y de. sd allí nos dirigimos a la avenida de un día, al regresar a casa, recibí una llalas Puertas, qué era una calle en forma de mada de Korgan Kantimi Mohar. No podía menos de extrañarme que nearco y de unas ocho millas de longitud, situada junto a la muralla que circunda Ha- cesitase de mí. ¿Sería para someterme a un nuevo examen? Cada vez que oía el nomvatoo por el lado del rio. Allí, reunidos en un solo distrito, com- bre de Mohar no se me ocurría otro pen. saprendido entre la avenida de las Puertas y niiento. Cuando entré en la oficina de Sera TarYorgan Lat, estaban todos los almacenes y tiendas; y en la ancha vía qtje partía tmn, me saluiló con la misma afabilidad con de la muralla y que tenia la longitud de un que me favoreció en aquel día memorable tercio de milla, se hallaban todas las tien- en que tuve la vida pendiente de un cal) ello. -Acercaos; aquí, a mi lado- -dijo- Tendas de lujo. Tanto las avenidas como las tiendas aparecían profusamente, iluminadas. go algo importante que consultaros. Al aproximarme a Mohar, vi sobre la meLos vehículos circulaban en gran cantidad y con perfecto orden por la calzada, y los pa- sa ios esquemas de aparatos aéreos que yo seos colgantes de que antes hable veíanse había hecho para Ero Shan. atestados de público. -iplstci- -dijo, señalando ios díbujo. s-

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