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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 147
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BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 147

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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que pusiera coto con energía a los desmanes ultra- laboristas y ultra- agraristas. Mientras predica la conciencia de clase a las masas el nuevo régimen, o por lo menos algunos de sus componentes, toleran y aún apoyan a los camisas doradas, cuyas actividades principales son dar palos a los comunistas, protestar contra los abusos de los judíos y preconizar un Méjico para los mejicanos Los comunistas militantes no son recibidos muy a menudo con guante blanco por el Gobierno, y en lo tocante al antisemitismo, es vidente que los camisas doradas cuentan con Ja simpatía de algunas personas que ocupan altos puestos administrativos. La poderosa Federación Obrera y Campesina, nuevo organismo obrerista, no es comuTiista, pero es mucho más radical y más vioientamente partidaria de la acción directa que su predecesora, la ahora casi extinta CROM (Confederación Regional Obrera Mejicana) Vicente Lombardo Toledano, fundador de la Federación, es el director de este grupo- -el más intensamente anticlerical de Méjico- El momento actual. Si se pudiera trazar una línea divisoria ent r e los principios consagrados por la revolución mejicana y los que han florecido con 1 cardenismo, sería posible definir con más xactitud las causas políticas directas y las consecuencias probables de la intranquilidad religiosa de Méjico. Existe cierta diferencia entre ambas, por más que la obscurezca la tendencia a generalizar. El tequila de la revolución mejicana, como el whisky de la democracia norteamericana, se sirven con soda, al gusto del hombre del momento, y, como pueden atestiguar los subditos del presidente Roosevelt, la influencia del brevaje puede ser considerable. H a y en Méjico, actualmente, grandes núcleos de población a quienes agradaría mucho hacer un envoltorio con la Revolución y sus hombres y arrojarlo al Océano Pacífico- -con pocas y honrosas excepciones- H a y otros núcleos, entre los cuales figuran las fuerzas vivas de la nación, que consentirían en apoyar a la Revolución, de labios afuera, si pudieran cambiar el cardenismo por la política de su predecesor, el general Abelardo Rodríguez. Las interminables disensiones obreras, el creciente radicalismo quijotesco de las esferas oficiales y el conflicto religioso que ¡lena al país de intranquilidad, han multipli cado el descontento en el sector comercial e industrial, que ha tenido durante los últimos catorce años razones suficientes para aplaudir la Revolución. La mdustria emplea actualmente alrededor del i s por lOo de la población trabajadora. Naturalmente, las condiciones en que se lia Este articulo íla un elemento tan considerable de la pobla- na siguiente. ción no pueden ser objeto de generalizaciones fáciles. Como se cree generalmente en los Estados Unidos que Méjico está gozando actualmente de gran prosperidad, me permitiré advertir que mi opinión contraria no está basada en palabras oídas al pasar, ni en cifras tomadas al acaso, sino en una encuesta prolija, afectuada entre los industriales y comerciantes de todas partes del país. Uno de los miembros más sobresalientes de esta colectividad nos dijo que del 20 al 25 por 100 de la disminución anotada en el comercio se debe a los clientes- -comerciantes al por menor- -que han suspendido sus operaciones por hallarse presos, acusados de actividades sediciosas o sospechados de lo mismo. Nuestro informante mencionó los nombres de los presos y los lugares de su detención, que, por razones que no escaparán a nadie, debemos callar. Cfimo la Revolución no tenía el proposite. sivo de favorecer al comercio, seria 0 10 0 citar la situación de éste como índict: del fracaso social del cardenismo. P o r lo contrario, debe decirse que los beneficios derivados del desarrollo de la industria nacional se han distribuido hasta ahora entre unos pocos capitalistas y sus aliados políticos, y pudiera ser que el mismo trastornoque padece el comercio fuera señal de queel pueblo empieza a participar en esos beneficios. P e r o esto no ha sucedido, y, en cambio, el cardenismo se ha atraído la antipatía de un sector importante que estaba razonablemente satisfecho bajo el régimen del presidente Rodríguez y sus antecesores inmediat o s por otra parte, tampoco el cardenismo se ha atraído las simpatías de los otros sectores. Los críticos más acerbos del gobierno actual afirman que no representa más del 10 por ICO de la población de Méjico. E n nuestra, opinión esta cifra es demasiado baja; no se tiene en cuenta la especial estructuara política de los estados de la costa del golfo, ni deciertos elementos obreristas, ni de los elementos apegados a todo nuevo régimen, ni de los pocos grupos agraristas afortunados, que han salido gananciosos con la Revolución. Sin embargo, esa cifra del 10 por 100 seaproxima a la realidad en estos momentos más que en ningún otro período, a contar de 1920. Solamente en los estados de Yucatán, T a basco, Chiapas y Campeche, y en la vecindad inmediata del Distrito Federal, he podido encontrar un sentimiento popular favorable al p obierno de Cárdenas, y aún en estos casos el sentimiento era más bien expresión de desinterés y de tolerancia que de entusiasmo espontáneo. El Norte (especialmente los estados de Sonora, Chihuahua y Durango) es teatro de gran descontento y de numerosas intrigas. Quien esté familiarizado con los síntomas revolucionarios de Méjico no dejará de encontermina al final de la pági-

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