BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 138

fe copal en el animal operado, restableció el equilibrio circulatorio, mientras la formación de un trombus en los vasos que sangraban evitaba la continuación de las hemorragias. No hay que olvidar que en la composición del agua del mar los dos tercie de las substancias que contiene están representadas por el cloruro sódico y la otra, por sulíatos de cal y sosa y carbonatos alcalinos. Por estos últimos me parece peligroso su uso, si no nos presentan pruebas experimentales concluyentes que demuestren sus ventajas sobre los sueros isotónicos o hipertónicos, hoy empleados en el tratamiento de las hemorragias derivadas de estados patológicos, de traumatismo o de intervenciones quirúrgicas. El doctor Luque DOCrrOK FBHN AIfDiBZ CliESTA todo, en las hemoptisis tuberculosas, nuestra experiencia nos dice que hay que ser muy cautos en el empleo del remedio, y, desde luego, consideramos contraindicado el uso del agua del mar. El doctor D. luán Noguera. -Diariamente se presentan comunicaciones académicas en el mundo entero, con el resultado de investigaciones más o menos fundamentales e interesantes, y diariamente, también, asistimos al fracaso y olvido inmediato de tales observaciones o remedios. Desconociendo la comunicación que nos ocupa, nada puedo opinar acerca de ella; pero, en términos generales, afirmamos que, si existe alguna contraindicación en el empleo, no sólo del agua del mar, sino también de sueros marinos, es en las hemorragias, puesto que, aumentando la presión intravascular y diluyendo la masa sanguínea, las favoreceríamos. Si para evitar estos inconvenientes se emplea en dosis pequeñas, tampoco me, convencen, puesto que los componentes del agua del mar ni aumentan la viscosidad y grado de coagulación de la sangre, ni tampoco influyen en la contractilidad vascular. El doctor Fernández Cuesta. -En lo que atañe al tratamiento de las hemorragias de la mujer por el agua del mar, hemos de ser muy cautos, pues tal elemento terapéutico se convierte con gran facilidad en arma de dos filos. A nadie se le ocurriría intentar tratar las hemorragias de la mujer con un baño de agua de mar en el mismo momento de la hemorragia, y si podemos pensar en utilizar sus efectos, ha de ser como coadyuvante en casos, por ejemplo, de una localización genital de una tuberculosis, aprovechando entonces todo el enorme efecto tónico, no ya del baño de mar frío y muy corto, sino de los efectos que representa el conjunto de elementos climáticos que constituyen la talasoterapia. En otros casos, cuando las hemorragias de la mujer sean debidas a inflamaciones de su aparato genital, no las podemos consentir el baño frió, y en cambio se puede obtener beneficioso resultado con el baño de mar caliente, en pila o en piscina. En la mayor arce de los casos, el baño de sol a orilla del mar, dado en forma progresiva y científica, según las normas dadas por el médico, será un buen coadyuvante a la acción directa del agua del mar. El doctor D, Santiago Carro Que yo sepa, no se ha empleado hasta ahora en patología humana la inyección de agua del mar para el tratamiento de las hemorragias de aparato digestivo, y creemos que no se podrá ensayar el método, a menos que los estudios de fisiología experimental en los animales sean concluyentes en su favor. Creo que el agua del mar en inyección puede haber obrado, en los casos de experimentación que se citan, como un suero hipertónico que, aplicado a dosis masivas en momento en que las grandes pérdidas sanguíneas habían determinado un estado sin- No- es moderna, ni mucho menos, i aplicación de inyecciones subcutáneas de agua de mar, como tratamiento de las hemorragias, i Pero de prácticos resultados? Esta es otra cuestión para la que tengo una respuesta de incredulidad y negación, confirmada por mi experiencia. Por otra parte, la composición del agua del mar en la relativa pequeña dosis que contiene la inyección- -aunque sea en forma masiva- abona esta modesta opinión. Tengamos también en cuenta la evidente contraindicación de los baños de mar en los congestivos, no compensados por la posible contracción de los capilares al lanzar la sangre hacia los órganos internos.