BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 55

Wr- 5i lt. i Y aií, mecía aJiora en su pedio, otra vo feliz, a! Hijo amadt) hijo de sti carne; ¡lo arniliaba igual que las tórtoJa. s arrullaban sus crias í... Y ahora, el aire estaba víbraHte de voces ales: re. s, de ca ntos de amor, y toda! a tierra, aqueila niañana triunfal, era un pecho rendido que a 1 a l a y bendecía; y todo el universo era un himno de fíloria... Ya las santas inuieres volvían presurosas, con paso de cervatillos, para dar a María la nuev íi increible: de lejos, alzando su. s brazos como alas, clamaban: i Jesiis ha resucitado: Ella, no las escuchaba: extática. sonreía. Y fué Salomé mien dijo: ¡Habrá iperdido la razón con el dolor i No nos oye... Pero María de Magdala, que más que otra alg- una saibía del amor, dijo, el dedo en los labios; 7 Callad f... Ella, le está viendo... Y suspiró con suspiro celoso, y sentóse snlire los calcañares, mirando la sonrisa dichosa de la Madre. María de Qeofé, abriendo sus oíos, con ycd de luz. como si dejando entrar por ello. s to la la del iba jiudicra ver eí nn lagro, exclamó Y cómo pudo saber ella, si no vino con nosotras? María Magdalena, puso de nuevo el índice sobre st) boca: adivinaba que la Madre SUPO antes qne nadie la resurrección del Hijo. Pero cómo- pMede verle! insistió M. aría Cleofé- Dónde I I MaíjdaVna señaló a sn oecho. sn apartar los OÍOS de M ría sabía nup la Virgen, en a niel mismo in. stante, miraba, sorireía, adoraba a Josüs dentro de sus entrañas materaaJes... 7 Marti Orbera, DIBUJO DE KESICOiR)