BLANCO Y NEGRO MADRID 21-04-1935 página 36

BOX AEILIO CALDEROX de la República está bien clara mi opinión. En un régimen parlamentario como el nuestro, la formación de los Gobiernos tiene que atemperarse a la fuerza de los votos dentro de la Cámara; es decir, que se requiere un Gobierno que tenga mayoría para conseguir la aprobación de sus proyectos. No hay en la Cámara actual una mayoría homogénea y se impone, por tanto, la coalición de elementos afines. Los sucesos revolucionarios de octubre imposibilitan a las izquierdas para formar parte de los Gobiernos míeniras no se liquiden las convulsiones de Cataluña y Asturias, principalmente. Pero además, el Cuerpo electoral, en las últimas elecciones, marcó una dirección hacia las derechas. En ésas hay que buscar la base para la solución, y fué siempre táctica previsora el ofrecer la dirección de los Gobiernos al jefe del grupo más numeroso. Así se hizo en las Constituyentes cuando fué llamado el señor Besteiro y cuando fué llamado el señor Prieto, por ertenecer ambos al grupo socialista que era el más numeroso, aunque el menos republicano Yo entendí y entiendo que se debe ofrecer la jefatura del nuevo Gobierno al jefe de la C. E. D. A. que se ha incorporado con su numeroso grupo a la República y C ue ha dado tres ministros al último Gobierno. Así lo dije en la consulta, pero muchos de los que iueron oídos por el presidente de la República propugnaron otras so- luciones, y la realidad demuestra las dificultades que han surgido y que perduran. Nos hallamos en un momento político tan difícil que pocas veces se dio otro igual en nuestra vida pública. El problema no está resuelto. Si no se logra la única solución viable, que es la formación de un Gobierno derecha- centro habrá que ir indefectiblemente a la disolución de las Cortes. Las consecuencias serían funestas. En los momentos en que perduran las graves preocupaciones originadas por la revolución no extinguida, aunque dominada, la lucha habría de ser enconadísima, y con caracteres de guerra civil entre las derechas y las izquierdas alentadas, a pesar del grave quebranto que en la opinión han sufrido. Mientras tanto, paralizada la vida nacional y sin resolver los problemas pendientes. No olvidemos tampoco que disueltas estas Cortes la facultad presidencial queda limitada, pudiéndose dar el caso de que las derechas obtuvieran mayor representación que la que ahora tienen y reclamasen la reforma constitucional, con lo que obligarían a otra disolución. Todo esto en plazo de pocos meses y discutiéndose los actos presidenciales, por mandato constitucional. Son tantos los inconvenientes de una disolución prematura- termina el señor Calderón- -que no puedo pensar que a ella se vaya. J. l osada de la Torre. (CARICATURAS DE- S I R I O)