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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-04-1935 página 180
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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-04-1935 página 180

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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50 PERDIDOS KN VENUS m ventanas no hay rejas, sin du la por su al- ella? ¡No podrá... no poflrá librarse de sus altura considerable, no las han creído nece- garras sarias, pues ya es bastante riesgo el de ma- ¿E, scaparse? Que Ja hal éis visto estarse o herirse gravemente al pretender en- caparse? -exclamé, estt facto. capar, i Si al menos tuviésemos una cuerda! -S i ha huido esta mañana, al amaneAntes de responder para dar mi conformi- cer... Yo no sé cómo habrá salido de su dad al plan alentador, medité unos momen- habitación, pero desde esta ventana la he tos. Y si a pesar de todo, aquello era un en- visto cruzar el patio exterior- Ha saltado gaño, qué rae importaba? Peor que estaba la tapia que da al río y delie haber caído ai allí no habría de estar en parte alguna. Al agua, porque no la he visto más. ¿Que Duare ha huido? ¿Estáis segura menos, así me distraería- Cuerdas hay aquí abajo- -dije- voy a de que era ella? -Si; la hermosa doncella que ayer llegó cogerlas todas y a tratar de subir, Y cómo vais a poder hacerlo? -pre- con vos. u n a hora, aproximadamente, después de su huida, Skor ha. debido darse g: tmt no lo creo difícil: esperad. Me d i r i al armario, co ierido las cuerdas cuenta de su desaparición, porque salió del que había descubierto por la nodlte. Cuando castillo hecho una furia, llevando consigo estuvieron en mi poder, arrastré el mueble, a aquellos desgraciados que guardan la encolocándolo exactamente deba- o de la gfrie- trada y seguido del rebaño de kazars. Nunca tendremos mejor ocasión para escajKirta de! techo. nos que ésta. Una vez encaramado sobre él, pude al- -Entonces, démonos prisa- -exclamé- canzar fácilmente la abertura: entregué a ¿tenéis formado algún plan? ja muchacha las cuerdas, y apoyándome en- Si. Con auxilio de la cuerda, porfeel borde de la grieta, gané, con muy poco mos descender al tejado del ca. stillo, y de esfuerzo, ia cámara superior. La mujer ce- de allí, al patio. En la puerta no hay nadie: rró entonces la trampa herméticamente y los fieroá kazars están con su amo. Si no? nos encontramos cara a cara, sin saber qtié descubren, correremos cuanto nos sea podecimos. sible: pero no lo creo, porque aquí lian deA pesar de su negligente tocado y del es- bido quedar sólo tres o cuatro criados, y panto Que reflejaba su semblante, la encort- cuando no está Skor, no son muy celosos tré bellísima, y cuando aquellos ojos mara- en ia vigilanciavillosos tropezaron con los míos, descubrí- Yo tengo armas- -dije- Skor no se en ellos tal expresión de nobleza y lealtad, preocupó de quitármelas, y si alguno nos que mis temores de una nueva traición se molesta, lo mato, y en paz. desvanecieron como por encanto. Aquella Ella movió la cabeza, fisonomía, -toella y dulce, no podía ocultar- -No pedéis matarles- -mnurmuró con aimaldad ni doblez: ella leyó, sin duda, mi in- re de misterio. certidumbre. v: ¿Qué decís? ¿Por qué no puedo ma- -No sospechéis de mí, os lo suplico tirios: pregunte. ¡Porque ya están muerto. s- -siisurró, es- -dijo, interpretando mi pen. samiento- aunque nada me extraña de cuanto pen- tremeciéndose de terror. I- a miré, en el colmo del asombro, mienséis, a! encontrarme, como vos, en este tras consideraba la significación de sus vhorrible lugar. -Y v (js. por qué os confiáis a mi, cuan- labras, relacionándola con el efecto que me causaron desde el primer momento aquellas do ni siquiera me conocéis? -Ya lo creo que os conozco- -replicó- desgraciadas criaturas que rodeaban a! repugnante Skor. desde esta ventana os vi llegar ayer con- Péro- (argüí- ¿cómo es posible que Skor, y com, prendt que lo mismo vos que estén muertos, cuando yo les he visto movuestra compañera, erais dos victimas más. verse y obedecer las órdenes de su amo? Oí también anoche, cuando os instalaban- -íp- noro el terrible secreto de ese homen la habitación de abajo, aunque, natural- bre, demonio o io que sea. o único u rnente, ignoraba a cuál de los dos alojaban tengo por cierto es que si no huimos de osen ella. Quisetanto miedo! entonces; ¡pero maldito castillo, vos seréis como ellos, prevemros Me estuve pa Skor me da y ia muchacha que os icompañaba v yo seando horas y horas, sin saber qué partido misma, igual, dentro lc poco- A las mutomar. jeres nos conserva con vidíi algo más, por- Entonces, eran vuestras pisadas las que nos necesita para sus experinientos. A que yo oía? mí me extrae diariamente un p xro de san- Seguramente: más tarde volví a mis gre; e. stá buscando el secrettí de la vida: paseos y percibí, entre rumores de ludia, i él dice que puede producir células humanas la risa espantosa de Skor; ¡oh, cómo temo y con ellas ha inoculado vida sintttica en y aÍKirrezco e. sa risa! I esi ué. s todo quedó i los pobres desgraciados que arrancó de sus en silencio: creí que os había matado, a; tumbas. Pero esto es solamente una parovos o vuestra compañera ¡Pobrecita! Más í dia de vida, pues por sus venas no corre tarde ia vi escaparse, ¿Qué habrá sido de sangre, y sus inteligencias, muertas, obran

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