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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-04-1935 página 145
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BLANCO Y NEGRO MADRID 07-04-1935 página 145

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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PRESUPUESTOS I) E INGItUSOS DE lj 08 MCNICIPIOS ESPAiÑOI- KS Y SU DISTRIBUCIÓN POR CAPÍTULOS. prescindieron de las viejas concepciones económicas y dieron una definición realista de la moneda. Cassel estudió la situación de Su cia en el momento en que estaba inundada de oro alemán, entregado a cambio de mercancías. Quedó Suecia sin artículos alimenticios y fabricados, porque el ejército alemán los necesitó y los adquirió en ese país, que se encontró pictórico de oro, pero sin elementos comerciales y agrícolas, de ios que su población necesitaba para vivir, y entonces se puso el ejemplo de unos aviadores que, conduciendo oro, caen en el desierto por averías de los motores y sucumben de hambre, agotadas las provisiones comestibles, no obstante estar rodeados de lingotes y tiionedas de oro. El oro se dijo, no sirve para la verdadera función de intercambio, caso Suecia, y no tendrá valor. Era exagerada la concepción, por lo mismo que se trataba de casos excepcionales y esporádicos. El oro valía y vale en su principal función, que es la de respaldar circulaciones fiduciarias, pero ¿vale tanto como para sostener los patrones monetarios de su género? Si las cantidades (poseídas por los Bancos de emisión cubriesen siempre las exigencias intercambiarlas para el desarrollo de las relaciones de los Bancos, del comercio y de la industria, no habría problema; pero como son limitadas, en razón a la capacidad de cada país, las soluciones son difíciles y la realidad impone la suspensión de los efectos monetarios. Por eso, Fisher habla de la ilusión de la moneda estable y dice, por ejemplo, que cuando él escribió su libro- -1928 y 1929- el dólar americano valía aproximadamente setenta céntimos, esto es, el 70 por 100 del poder adquisitivo que tenía antes de la guerra, o lo que es lo mis- mo, 70 cénXimos podían adquirir en 191. Í igual cantidad de mercancías que 100 céntimos en la actualidad. Nuestro actual dólar no es el dólar que teníamos antes de la guerra; no por ello ha perdido su antigua apariencia, pero bajo ésta se encierra una realidad que cambia constantemente. El dólar es inestable, lo mismo que la libra esterlina, el franco, la lira, el marco y que cualquier otro patrón monetario. El poder adquisitivo de las monedas varía, y he aquí un hecho fundamental, del cual se derivan cuestiones muy importantes El problema del patrón oro es, como se ve en los ejemplos preindicados, un problema confuso. Y de él se obtienen valiosas enseñanzas. Inglaterra, los Estados Unidos y Bélgica no han pocjido mantener sus sistemas patronales oro. Antes de llegar a su caída, se esforzaron como titanes en sostener las cargas derivadas del propio fundamento estabilizador. Y entonces, ¿para qué siryc este patrón, si no puede sostenerse arraigado a sus propios principios, en el momento en que sobreviene la conmoción sísmica? De ahí la razón del profesor de Yale cuando nos habla de la ilusión que padecen los países que creen tener una moneda estable, y no ya en su propio fundamento, sino en que el oro, como se ha demostrado en la cita del dólar, valiendo 70 céntimos de su precio anterior a la guerra, no puede sostener un tipo fijó. Basa los en estas consideraciones, ¿se podrá e. sperar aliora que Suiza y Francia puedan perseverar en sus regímenes monetarios i He aquí otra interrogante que se abre

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