BLANCO Y NEGRO MADRID 07-04-1935 página 117
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página117
- Fecha de publicación07/04/1935
- ID0005478977
Ver también:
solo día por orden de Carlpmagno, segiín la cias a que. se atieiidc por- lo que se refiere a veracidad histórica. la sala del teatro. Acaso pudiera alegar Eduardo Kiss este Basta comparar el interior de algunos de hecho como fundamento para el que inven- los más modernos con d famosísimo de la ta, en sustitución y que entra en la misma Opera de París, por ejemplo, para compr epárea de crueldad y de horror. der hasta qué punto la nueva arquitectura Pero no son. estas disquisic ones de este teatral discrepa de la antigua. lug- ár y de esta ocasión. La obra de Kiss Claró está que por aquí no tenernos aún tiene, con todo lo relatado, elementos que referencia acerca de si esta nueva disposidebían protlucir en un público alemán re- ción arquitectónica de las salas de espectácti acciones inmediatas, Y as ha sucedido. los resulta más práctica y cómoda para el El suceso. -Para narrarlo, abandoneinps establecimiento del orden alterado con viola leyenda y atengámonos a la verdad ofi- lencia por grupos de espectadores. cial que, por ahora, es la historia. El misConsolémonos pensando que, por lo visto, mo periód co de Colonia, cuyas eran las tampoco lá Policía de- Hagen podría inforbreves palabras transcritas anteriormente, marnos con perfecto conocimiento de causa. ha publicado lo siguiente: Lá mOraieja. D e: muchos modos y muy La dirección de lá policía de Hagen co- diversas intenciones pudiera apostillarse el munica lo siiguiente: E n el curso de la se- caso de Eduardo Kaiss con su Witikind, gvmásí representación de Witxtkind, tragedia lc Eduardo Ki. ss, han surgido violentas protestas de las filas de! público de las gallerías. En el primer acto, silbidos y írritos han interrumpido la representación. Después de declarar el Oberspiellester jefe de traspuntes) del teatro, que la obra era repre. sentada no sólo con autorización del ministro de Propaganda, sino a expresas instancias suyas, el público de las p i e r i a s se calmó un poco. Pero, en el segundo, y solare todo en el tercer acto, las manifestaciones hostiles se reproduíeron con mayor fuerza. Reiterados gritos áe ¡Abajo las falsedades hiátaricas! fuearon lanzados desde las gradas superiores a tal extremo que la Policía y miembros de la S A. tuvieron que proceder a desalojar las galerías. La repre- sentacion continuó en seguida sin más interrupciones ni incidentes. La narración escueta de estos hechos es suficiente para juzgar la acogida que ha me recido la obra de Eduardo Kiss, por lo menos en la ciudad de Hagen. El luffar. El teatro de Hagen, donde esos sucesos se han producido, tiene, según el comunicado de la Policía, galerías. Es, seguramente, un teatro de pisos. Resultíi, pues, en todo esto, lo menos moderno, a pesar dé que el asunto de la obra se remonta a los tiempos de Carlomagno, Emperador de la barba florida Actualmente la arquitectura teatral, en sus más nuevas y logradas tendeiKÍas, propende, si no a la. supresión total (realizada también algunas veces) a una considerable disminución de pisos en la sala. Las exigencias estéticas, las nuevas orientaciones teatrales, los concieptos fundamentales que sustituyen a los antiguos, los nueyos credos imperantes han impuesto, están imponiendo, nuevas normas arquitectóniaií; ya desde su origen, completamente dispares y opuestas a las antigiias. Una mayor y más severa simplicidad, s n aditamentos que en liígar de propiciar el recogimiento y la reflexión, les imposibiliten, una gracia de ornamentación lineal y una disposición Ic gica, práctica, cómoda, son las principales exigen- LA ACTTRIZ RBNKB DBV 1 U. BBS EN Stí CBI. EIBBADXaiSÍA INTEBPIUETACION I E B S P P I B DE BBKNSÍKraN (CON El. ACÍTP CIATjmB DADI H 0;