BLANCO Y NEGRO MADRID 31-03-1935 página 25

INTERTMEDIO LA VIDA EN BROMA L A Primavera lia entrado en agujas. Nos Uég- ó facturada desde Valencia, donde asistió- a las famosas fallas, más concurridas este año que nunca. ¡La pólvora que gastaron los ches para la crema de sus artísticas ol) ras falleras! También aquí hemos quemado otra bonita falla, la del alijo de armas, entre el barullo y el ruido de las tracas parlansentarias disparadas en el debate político. Y esta primavera política ha venido a substitiiír con ventaja a la llaniatla primavera médica, porque a muchos se les han revuelto los humores, y en el sitio más molesto del pescuezo les ha salido un terrible serano, que algunos han pretendido cul ri r con u i ligrero tafetán ó aglutinante de afines i d e a Lü cual no tiene nada (k sorprendente. Sabido es que con la Primavera, al par que los ahnendros, florecen los granos y que la deseada señorita trae en un maletín, preparada una jeringuilla, con la que inyectarnos beneficiosos sueros para recauchutar nuestra salud. Bienvenida sea entre nosotros la señorita Priinavera, si viene con un poquito de formalidad y no hace lo de otros años: gastarnos la bromita de que volvamos a tener que encender la calefacción. Con su llegada, escritores y reporteros han recibido ya los más acreditados arikulos para la presente estación. Porque aranas la prinjavera asonía su lindo rostro entre las hojas de! almanaque, los escritores, esclavos de la actualidad, sacan sus ariiciditos de circunstancias. Nosotros no queremos ser excepción de esta regla, y de un modo inocente, festivo y algo poético, vamos a servir a nuestros lec- tores nuestro vaporoso articuüio de primavci a. El día 21 a prima hora de la mañana entró, radiante, esta gentil amiga de tantos primazKras como conocemos. La alegre muchacha, orlada de ro. sas, ven- ía casi desnuda como una vedette, de s vista, y con voz risueña nos preguntó qué mises preparábamos para este año, pues ella quería intervenir en estos abusivos certámenes de fugaz belleza. -Aun no tenemos existencia. s- -le dijimos- pero de un momento a otro es posible que podamos presentarle ya unas cuantas señoritas aspirantes a tan efímero reinado. La joven Primavera, nos hizo algunas preguntas acerca de la crisis del teatro; de la que podía armarse en Europa, con níotjvo de anmrse Alemania, que bien mirado no practicaba otra cosa que lo hecho por el escribano del cuento cuando aquél decía: señores, o se tira de la cuerda para todos o para ningimo; de las soluciones que tenia el Gobierno para aliviar el paro obrero; -i vaya compromiso en el- que nos puso! sobre lo que hubiere del teatro nacional- -a lo que tampoco supimos que responder- -y de otros obligados temas del momento. La gentil Primavera siguió despa cliáiKlose a su gusto y nosotros asentimos