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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1935 página 140
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BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1935 página 140

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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Pero no es en este aspecto en el que conviene hoy y en este lugar examinar, aunque sea ligerísimaimente, la actuación de Beolco, sino en aquel otro de su relación con la propia y auténtica Commedia dell Arte. NVJ son escasos los tratadistas que atribuyen a II Riissanie nada menos que lar- paternidad de aquella forma primitiva del teatro italiano. En su obra ya mencionada, Efechartre dice: Parece que Angelo Beoko, llamado II Rtissante, contribuyó a esta brusca floración de los tipos locales con una comedia en prosa, representada en 1528, y en la que cada personaje hablaba un dialecto distinto Pero el escritor italiano Bruno Brunelli, en un estudio dedicado a It Russante, juzga demasiado atrevida la opinión de que sea el padre y creador de la Conmkedia dell Arte, y, reforzando el argumento, añade; La comedia del arte es hija de su tiempo: surge con la multiplicación de las compañías de profesionales, y es, a pesar dd todo, una explícita prueba de la genialidad de nuestros actores Adviértase, de paso, el mtmdo que media entre esta genialidad a que alude él escritor italiano y la disciplina de libertad de la compañía de Chaucerel. Pero sigamos con los razonamientos de Brunelli: Es, desde luego, probable que Ruzzante improvisase alguna vez alguno de sus parlamentos, Pero no puede afirmarse otro tanto respecto a sus comedias. Si lian llegado pocas de ellas hasta nosotros, no puede de ello inferirse que las demás fuesen improvisadas. Sus comedias manuscritas anduvieron de mano en mano y se dispersaron sus obras aun influidas por la hechura clásica- -La Padiíana, por ejemplo- pero ya con elementos populares y folklóricos localistas, pasando por aquellas otras, como la Ancomtaíia, que son a modo de tránsito de una servidumbre a una libertad, hasta llegar a las que, como la Comm- edia sensatitolo, representan la abierta rebelión contra las normas clásicas, -II Riiszante fué, en realidad, en este sentido, un verdadero innovador. En segundo lugar, y a virtud de esta innovación, Beolco introdujo en la escena italiana una modalidad que debía influir, por modo morfológico y escénico, en la Comedia del Arte: el uso del habla vernácula dialectal, acornpañado dé la agilidad y de la gracia. Volvamos a BruneUi, que, a este pi opósito, dice, refiriéndose al personaje Russante interpretado por el propio Beolco: ...el personaje del criado Ruzzante tiene un espíritu tan ágil, una vivacidad casi prepotente, que si lo imaginamos interpretado por un actor de raza, con saltos, y piruetas, y cantos, se puede ver en él ciertos rasgos precursores del primigenio verbo del arte. Arlequín, como en el viejo y cauto Serlomao, en aqudía su canipechanía acompañada de cierto fuego de viejo sibarita y de cierta parsimoniosa prudencia, se recuerda, el carácter de Pantalón E n tercer lugar, y como ya se ha dado a entender en esta crónica, A ngelo Beolco era, además de autor, actor ex: cetentisimo, muy celebrado y famoso. Su popularidad ganó extremos dilatados y se acompañó siempre del aplauso y beneplácito de las muchedumbres. Russante, su criatura, llegó a ser padre y bautista de su creador. Como se ve, el crítico italiano subraya la En Padua, en un ameno y deleitoso rincón ausencia en Beolco de una de las características esenciales y preeminentes de la Oome- umbrío, en que parece alentar la paz tranquidia del Arte: la improvisación del texto. Sa- la y devota de la ciudad del santo, una tarde bido es, en efecto, que los actores- -persona- callada y quieta, he podido contemplar el jes, mejor didio- -de la Comedia no tenían sencillo monumento erigido a este poeta anmás texto que un guiótú, que, colgado detrás dariego, autor de farsas, creador de vidas de la escena, les indicaba a cada momento cuyas obras gustaba Galileo de leer a sus la sittmción en que habían de intervenir. El amigos y a quien Maurice Sand, acaso con diálogo corría de cuenta de su propia in- exageración llamó el Moliere italiano. Descaecía la luz en un lánguido sopor que vención. Pero, sea lo que sea lo que resulte de estas estaba como pendiente de un augurio romándisquisiciones eruditas, siempre será cierto tico. Se derramaba sobre la figura inmortaque Beolco, fundador o no de la Comedia lizada impiedad celeste. En la copa de un del Arte, ejerció en ella una positiva y pro- árbol cercano piaba un avecica sü alegría. vechosa influencia, por varios motivos y ra- En la dulzura de aquel atardecer de Padua, las violetas de la piíerta parecían exhalar zones. En primer lugar, porque, como ya se ha fragancia de homenaje. Y hoy aquellas violetas del crepú: sculo indicado, fué acaso el primero- -conviene, no obstante, no olvidar el antecedente pre- se han encendido en el cielo de Francia y cioso de La Mandiagora, de Machiavelo- exhalan también perfume ditirámbico en que sintió la independencia, la personalidad honor y a gloria de la escerta italiana. La más alta y egregia representación, de la escena italiana, dándole- -con tipismo localista- una nacionalidad propia, incorpo- Luis Pirandello, ha sido recibido en triunfo rándola a la substancia viva de su Patria y y va a estrenar- -Jiabrá estrenado ya, cuande su tiempo. Beolco representa, en efecto, do se publiquen estas líneas- na obra nuedesde sus primeras a sus últimas obras, el va, ante la expectación admirativa, ante la proceso completo de esta liberación de la simpatía acogedora y el fervor inteligente influencia clásica, latina, plautiana, Desde y propicio- de toAo París,

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