BLANCO Y NEGRO MADRID 17-03-1935 página 78
- EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
- Página78
- Fecha de publicación17/03/1935
- ID0005479328
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M f ram dcí ffmwt Está Sancho de rodillas al pie del confesonario, que de la florida Pascua ya se acercan los disantos y ha de cumplir con la Iglesia como todo fiel cristiano. Un año entero ha corrido desde que, con hondo llanto, miró quebrarse el espejo de la vida del Hidalgo: pureza de ensueño noble, cifra de anhelo miuy alto, pasionaria y siempreviva sobre la prosa del páranlo, cedro que al dar en la tierra se desangra perfumando, y es un guerrero vencido y es un mártir resignado... Guarda e! sol su regia púrpura para fulgente sudario. Con grandes golpes de pecho, que son recios aldabazos, al hogar de su conciencia llama el escudero Sancho, como quien llega a un cortijo para barrer el establo. Y está el rudo penitente contrito y afervorado, porque en el fondo d d altna siente torcedor amargo como el jugo del baladre, como fatal desengaño. -Me pesa. Padre, me pesa, Sobre mis muchos pecados, la grande bellaquería de alzarme contra mi ajno... Yo que, sofrído y padente, sin dolerme de cansancios, supe mostrar la obediencia bien debida al buen Hidalgo, que partió su pan conmigo y me amparó con su brazo y me procuró un gobierno donde mostré ser honrado; yo, su escudero y su sombra, su lazarillo y su báculo, el mayor de sus adictos y el menor de sus criados; yo mismo, bien que el bochorno me atribule al confesarlo, con el grande Caballero me comporté cual villano de corazón dürecido, pero de carnes muy blando. Y ello pasó noramala, y me duele recordallo... (El retumbo de un sollozo atruena el confesonario) Por apreviar impaciente la gloria del desencanto de la más gentil señora que el Toboso ha contemplado, tomó mí buen Don Quijote las riendas de su caballo para tundirme las carnes