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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-03-1935 página 69
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BLANCO Y NEGRO MADRID 10-03-1935 página 69

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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aun perteneciendo a la deleznable materia, no carece de interés. Blanca María, irapaciente ya, d e s t a c a como mensajero al embajador de Maximiliano, e! cual se presenta en V i c n a con más miedo a una repulsa, que esperanzas de éxito. Pero con gran sorpresa su -a, el soberano lo recibe cordialmente, lo colma de honores y lo nombra senador. Hace con él lo que Calígula con su caballo. -Bueno, señor. Pero su majestad la emperatriz espera en Innsbruck. ¿Qué debo decirla... ív ada. D i 1 e que VOY para allá dentro de unos días... Y efectivamente; el emperador abraza a su esposa dos meses después de celebradas sus bodas en Milán. ¿Se barrunta o lío el inudevillc. f La intimidad entre los cónyupres no es completa. Maximiliano encuentra bella a su mujer, pero, no le distrae. La reputa demasiado simple y excesivamente MAXIMIUANO, KEY D E LOS BOMANOS T laSPOSO DE KI UíCA MABIA. (BOETRATO f r í V o l a y como es í t ü E SE CONSERVA EN BIi MüSEO líUSIOIPAL, DB T I E N A) hombre bien educado, se contenta con decir: -Ya se irá üiacien- te impávido al descalabro del duque de Mido... lán, y a la pérdida de sus dominios, que Vana esperanza; Blanca María carece de son conquistados por el rey de Francia. espíritu imperial. Es vulgar dé maneras y Ludovico, prisionero, muere entre los mude gustos, hasta eV pimto de verse corre- ros de la mazmorra, sin que su imperial sogrida por las damas de su séquito. Tal vez brino se pTeocupe de suavizar su cautiveen el subconsciente dé la joven soberana rio. Lo más que otorg a su generosidad es Se ag- ita el zapatero que fué su bisabuelo, que Blanca María recoja en la corte a la Nuestros anteipasados siguen viviendo más prole abandonada del vencido. La soberana, o menos en el fondo de nuestro ser, y de aburrida, desilusionada, se divierte bonestavez en cuando asoman a la superficie dé mente como puede, dando la preferencia a nuestra personalidad y se hacen obedecer, los placeres de la mesa. Es la pasión de las Maximiliano, aburrido, se distrae entre la naturalezas aligares poco aclimatables al ¡política y las cacerías. Su jauría cuenta mií ambiente espiritual. Come desaforadamente quinientos ejemplares... Es, además, disipa- y bebe como un lansquenete... Pero, un dor, y naturalmente, como su. esposa ado- día, su estóitiago, más inteligente que su lece del mismo defecto, el emperador se in- srazón, la llama al orden con tal rigor, que digrna y la amonesta. ¡Blanca María pasa, sin darse cuenta, del Pasan los años y el tiempo, lejos de unir- empacho a la eternidad- -Jos, abre entre los dos abismos más honAsí acalxi una bella princesa del renacidos. Maximiliano es un egoísta, que asís- miento. I I Manuel Bueno.

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