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BLANCO Y NEGRO MADRID 24-02-1935 página 217
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BLANCO Y NEGRO MADRID 24-02-1935 página 217

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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zando de las mismas condiciones las mercancías consignadas a Marruecos que las que tengan en los puertos de la zona. Finalmente, se han propuesto al Gobierno medidas encaminadas a intensificar la compenetración económica y comercial entre Ceuta y Melilla y nuestra zona de Protectorado en Marruecos. E n t r e estas medidas, descuella la equiparación de los artículos producidos en la zona de Protectorado con los de producción española, y rebaja de arbitrios, incluso sobre la Tarifa para productos nacionales, en determinados agrícolas o forestales, por lo que se refiere a arbitrios municipales y en beneficio de los agricultores de la zona. N o había modo de amenizar con un poco de literatura esta prolija enumeración de reformas administrativas y políticas. Y hasta hubiera sido contraproducente. Importa mucho que cuantos pueden influir en la gobernación de España, y cuantos pueden contribuir a la formación de una opinión africanista en España, se den cuenta de las necesidades urgentes que tienen Ceuta y Melilla, plazas de soberanía, a las que es absurdo aplicar el criterio y los modos administrativos de nuestra legislación general. Hace poco se ha escrito que si Francia hubiera poseído en Marruecos desde hace siglos un enclave como el representado por estas dos ciudades y los Peñones, y la abandonada y olvidada y perdida Santa Cruz de M a r Pequeña, la historia de África se hubiera escrito de modo bien distinto. N o hay idea del valor incalculable que debieran haber tenido para España estas dos ciudades, que con Oran hubieran sido el título de posesión de la orilla norte africana, exclusivamente para España. Y no hay necesidad de volver la vista atrás, ni siquiera hacia los días no remotos de la Conferencia de Algeciras. Se trata de ahora, aceptando y cerrando los ojos ante la realidad presente: Melilla y Ceuta, avanzadas de la zona del Protectorado español; Tánger, cada día más diferenciado de su carácter genuino español y en plena asimilación francesa y en pleno desenvolvimiento económico la zona del Protectorado francés. Ahora acontece que por derivaciones de la conturbación económica que el mundo entero padece y porque ha disminuido la intensidad de nuestra acción militar y porque Francia intensifica ¡a colonización de su zona, eslabo- nándola con Argelia y dejando aisladas, y como acordonada, a la zona nuestra, las dos ciudades de soberanía comienzan a padecer los estragos de una intensa crisis económica. ¿Qué concepto aplica España a la vida de estas poblaciones? E n el simpücismo con que se han venido formando los programas de Gobiern de nuestros partidos políticos, se censuró muchas veces que en Melilla y en Ceuta hubiera regímenes especiales y la tendencia general, como un estupendo progreso, se encaminaba a unificarlas con la organización administrativa de la peníns u i. i. A M e lilla se la unió a la Diputación provincial de Málaga; a Ceuta, se la incorporó a la Diputación provincial de Cádiz, como si no estuviera el mar por en medio y no estuvieran enclavadas en otro continente. Mientras no hubo agobios económicos y mientras bien cerca no se alzaron otros intereses amenazadores, parecía poco peligroso entregarse a estos juegos políticos, pero ahora no queda espacio sino para tomar resoluciones eficaces. Melilla y Ceuta han tenido, desde 1900 singularmente, un admirable ritmo de crecimient o el antiguo penal y la antigua fortaleza se han convertido en grandes urbes modernas, trabajadoras, industriales, fecundas, que son honra de España. Y en esta fiebre de engrandecerse y enriquecerse las ha detenido la crisis mundial y las conturbaciones políticas de España. Su presente no es igual ni similar al de ninguna otra población de la península, porque Melilla y Ceuta están encarnadas en un problema distinto; son factores de un litigio, que no por aplazado ha dejado de ser ineludible el de nuestra presencia en Marruecos; el de nuestro derecho a una mayor participación; el de un imperativo porvenir que será forzoso reclamar un día. Y he aquí que Melilla y Ceuta han formulado el índice de las posibles soluciones de su vida. H e querido dejarlas consignadas en BLANCO Y NEGRO, ya que no tuvieron otra re- percusión en la prensa madrileña, para que no pueda alegarse ignorancia. Y no cabe discutir ni regatear. Una ley breve votada én las Cortes debiera autorizar al Gobierno para otorgar a las plazas de soberanía cuanto necesitan para vivir, desde el concierto económico hasta las exenciones tributarias que justifica su misión ante la zona del Protectorado, que un día malogrado pudo haberse extendido hasta las cumbres mismas del Atlas. -Dionisio Pérez.

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