BLANCO Y NEGRO MADRID 17-02-1935 página 207

TOMAS BOKRAS tables en ntra de la tesis de Panfilo de Narváez, Terciarwa en la polémica los juristas, divididos en cuatro Sfrupos: el primero, un lo por lOO de los abt fados, sostenía que Pánfiío demostrato. suficientemente la autenticidad y ic tiniidad de sns derechos al Trono de los Estados Unidos: el segundo, otro l o por loo, consideraba que ninsTuno de los ar unrient s del pretendiente se tenia en jáe; el tercer criterio abogacil, representado por un 5 por loo de los colegiados, era dubitativo: si bien consideraban algunas razones que daban visos de legalidad al hetiio, a l i s a n otras que contradecían su dialéctica; el cuarto batallón de letrados le int praba el 65 por roo d d total, y votaba por la neutralidad hasta que se presentasen d i e n t a que les pagaran por sostener cualqu era de los tres criterios anteriores, o los tres al aisnio tiempo, a lo que accederían gustosos. Las Sociedades atlturales se dividieron en pánfilistas y antipanfilistas. Y bastó que el Q u b del Ajedrez simpatizara con el pretendiente para que el Casino del Pócker se enfureciera con el tataranieto del Conquistador. Lo mismo ocurrió con las Asociaciíjnes femeninas: I s Cuarenta Deslizadas, en pro de Narx- áez. y las Intactas, en contra, líl Foot- lrall en masa se afilió al Nezi. i- York- Golf, y el Rugby al Standard 0 f América, q re desencadenó una polémica contra su adversario. Prohijó cí d n e matógrafo la candidatura realista, y el teatro, las carreras de caiallos y el boxeo se declararon repuMican w acérrimos. La Prensa atizaJa la campaña con sueltos, artículos poesías festivas, caricaturas, maledicencias, Ijotouazos. que eran contestados con alfilerazos, diísnies. historietas, epigramas, profmidas discjuisiciones y editoriales. Debajo de cada trozo de prosa o verso, competente o envenenado, inspirado o burlón, rezaba el consab! lo Cojn right VfM hy Alrifc Drake Nadie sabía de esc Alrik Drake, comprador de la propie fad literairta de cuanto se puMicatia acerca d d Panfilo de Narváez contemporáneo. Alrik Draké era. físicamente, desconoddo; un ser inexistente, enigma que acrecentaba la enorme ctiríosidad, VI El semáforo anunció que el Céfiro ya se eia. bajo la estatua de la ex Libertad ex iluminando al nuindo. A poco, el supertransatiántico se precipitaha de costado sobre el mudle, tirando los remolcadores. Parecía la interminaUe fachada de una gran calle europea desprendida y a flote, acera de casas de diez pisos, que se trasladaba a Nueva York. A las ventanas de los once puentes asomábanse los pasajeros, y en las terrazas, algunos Sda 1 es vestidos de faianco arañaban el aire con sus silbatos. El agua chapoteaba contra los cimientos, jadeante, aplastada. La mole se detuvo y d d portal iMTotú una niasa de- personas- en gesticulaciones inacabaMes, flanqueadas por bolsos de mano y sombrereras. El pnerto y las avenidas que a él condocian estaban también apretados de un gentío superpuesto que se agitaba apenas, comfñmmo por éds filas dé ifilicemcn agarrados del brazo. -jHarra el rey de los Estados Unidos! -se oyó gritar. Algunos silbidos ccMitestaron ai vítor y a los silbaros del liuque. I s mujeres aplaudieron y en los grupos empezó a levantarse- un damoreo de bastones que se lescargaletn sdtre la oleada negra de la gwite faaci Kfo, remolinos. La capital de Florida. Tallahassee, había enviado tma Comisión de muchadias a recibir a l ánfilo 1. Iban vestidas de españolas, o í a: bcaas- de montar, falda le ídantes, mantilla y encama sotnbrero ancho, diaquctiMa de acamares, faja y un escudo re l ndo, Tampa, Miami y Key Weí se habían Ijecbo también panfili- stas, y discretos- señores de le ita y chistera custodiaban a quinientos niños dé la. s csciteJas ptiblicas que debían cantar ante d IVctondíentc d himno nadonal español (la nuwdia d d tor Mk r le Carmen) Jacksonville y Pensácola (las otras, dos ciudades de Florida) eran antirea istas y se abstuvier i de enviar representaciones. Apareció 01 la pasarela, li. sp 1i cente, un jov que se calzaba tan sólo d guante ílé ja mano derecha: sus ojos, en opinión femenina, eran legendarios; los hombres exclamaban: ¡Ali. un nindiachi como tcsÍDs! IJOS habitantes de Nueva York no liabían visto nunca un rey. a pe. sar de que Barnuni. d circo más importante del numdo, quiso contratar a Gumersindo VI I, que les parecía uti rey muy presentable por su sonejaaza con papá N o d pero Gumersindo Vil contestó iue ajulazaba el contrato para caiando le tfestronas ín. El joven de los ojos legendarias aguantó ya a pie firme el diaparrón de música de Bizet que chalaban a todo pulmón las! i; r s, a n c h a d o con d ctjrai lc avñ f acogiémtfole ctw d liinnm nacional d d torea lor. m ú odiodentos sesaita y tres ramas de flores, sesenta y tres minutos de apretones de manos, y d s Escursos; d sdcalde de Nueva York le daba la bienvenida y d de Tallahassee se enorgullecía de que n descendiente de Fampüus de Cavan (así dijo) a cuyo glorioso nombre estaba indisólubicmemte unido el de Fórida (isstúñéá lo pronunció así) acreciese in p antar d régimen mcmárquico es los Estados de la Unión. Eí séquito éie S. M. se cwnponía de n oorasejero poJitico, d ayndaiAe militar y d naval, de uniforme, y d secretario. Además, ía servidimdwe. Correctamente a distancia, el séquito permaneció las los horas itie la ceremonia hadendo caiái diez