BLANCO Y NEGRO MADRID 17-02-1935 página 139

Jecoíon LA R A D I O EN LOS A V I O N E S o hace muchos años que pudimos oír de labios de t u notable aviador las sigTjientes palabras u otras mtty parecidas, referentes a la radio: ¡N o no quiero ese chisme en mi aparato; pesa mucho, estorba y luego, a lo mejor, no pita! En parte tenía razón nuestro amigo, veterano del aire. Eran entonces los pimeros ensayos de ccmunicación entre tierra y aire por m tío de la radio; los aparatos emisores y receptores eran muy pesados y mtry deficientes; las antenas, íhuy embarazosas, y las comunicaciones problemáticas. Hace pocos días seguíamos paso a paso desde el aeropuerto dé Madrid la ruta del avión correo de Canarias. El radiotelegra- N PIGWRA 1. fista de a bordo decía al salir de Canarias: Tiempo espléndido- ¿Qué hace ahí? Se oye cañón... A medida que avanzaba- -de media en media hora- -nos iba comunicando su situación geográfica y sus impresiones del momento... La radio se ha impuesto también en el aire. Hoy en día puede decirse que es imprescindible, sobre todo en las líneas aéreas comerciales. Una de las muchas dificultades que se han presentado i r a la emisión y recepción en el aire ha sido la de las antenas. Los primeros tipos empleados eran los 11 a- FIGirRA 2, mados de antena suspendida. Consistían estos en un cable de cobre, arrollado en una. polea aislante, que desarrollaba en el vuelo y se mantenía tenso por medio de un pesó í iUdor- 4 colocado en el extret vho mo libre (figura primera) La longitud de estois hilos- -anltena- -era de 6 a 8 metros. Se comprende fácilmente que esta antena es muy defectuosa, pues sus características varían constaniente según la dinrouBA 3. rección del viento, la velocidad del avión, la amplitud de los virajes, los baches atmosféricos, etc. etc. Técnicamente esto no tiene mucha importancia, porque la longitud de onda tiene poca importancia, sobre todo si las emisiones son potentes; pero esta clase de antena es embarazosa por la necesidad de extenderla en el aire y recogerla cuando se ha de aterrizar o hay que volar bajo. Por dichos motivos, las antenas utilizadas hoy en día, son generalmente fijas, habiéndose desechado casi en absoluto los tipos primitivos. Entre las antenas fijas hay muU titud de sistemas. Cada niaestrillp tiene su librillo. Unos colocan la antena desde la cola e l aiiarato hasta los extremos de las alas; otros, para evitar la vibración dé los hilos de antena en Vuelo, emplean tubos rígidos, colocados debajo de las alas. Para evitar las vibraciones se han colocado. también los hilos en el interior de las alas; pero ésto tiene él inconveniente: de que disminuye mucho la altura efectiva de la antena, con perjuicio de la comunicación. Este procedimiento, además, no puede emplearse en los aparatos metálicos, pues de hacerlo se forinaría pantalla electrostática y la antena no produciría su efecto. La figura 2 da idea del montaje de dos antenas sencillas y poco molestas. Se puede también montar la antena arrollándola en las alas, bien en sentido longittidina! o en sentido transversal, o también en el cuerpo del aparato. En resilidád, estos arrollamientos constituyen antenas fijas de