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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 170
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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 170

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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POLÍTICA NORTEAMERÍCANA irquia pariamentaria amenaza al réginien del presidente Roosevelt Los intereses creados en el Extremo Oriente Por OWEN L. SCOTT L factor básico de la situación política tuales reduciendo los subsidios a los desocuestadounidense, desde el punto de vis- pados al mínimo posible, equilibrando el preta adoptado por los políticos del Con- supuesto, y confiando en que el mejoramiengreso, es que el país ha entrado en el sexto to industrial dará trabajo a los que carezcan año de crisis sin haber podido resolver to- de él; los extremistas, que sostienen que la davía el agudo problema del paro obrero. crisis se debe a la falta de numerario y preHace un año, antes de la adopción del plan tenden resolver el problema mediante emide obras públicas, los socorros a los parados sión sencillamente, y los centristas, entre los ascendían a la cifra de 65 millones de dólares cuales se encuentra el Presidente, que sostiemensuales; este año la cifra subirá a 150 mi- nen que es deber del gobierno dar trabajo llones mensuales. E í año pasado había menos a los desocupados hasta que la industria parde 15 millones de personas anotadas en las ticular pueda dárselo. listas de socorros; este año hay más de 20 Mientras tanto, ¿cómo se equilibraría el premillones. E l número de desocupados, hace un supuesto? ¿Dónde se encontraría el dinero año, era inferior en 500.000 a la cifra actual. necesario para hacer frente al colosal plan de El Congreso quiere poner remedio a tal obras públicas preconizado por Mr. Roosesituación, a su manera. El senador Huey Long, velt? dictador de la Luisiana, propone una nueva Los funcionarios del ministerio de Haciendistribución de la riqueza nacional. El sena- da creen que la deuda pública podría llegar dor Black aspira a limitar la duración de la a los cincuenta mil millones de dólares (es semana industrial a 30 horas. El senador Fra- de 28.000 millones actualmente) sin desmedro zier pretende que se realice una emisión de del crédito nacional. tres mil millones de dólares en papel moneH a y que tener en cuenta, sin embargo, un da, sin garantía alguna en oro, para utilizarlos en pagar todas las hipotecas rurales. E l factor elocuente: el de que los dos primeros senador Thomas propugna a todo trance la años de la administración Roosevelt no han inflación rrionetaria. El diputado Patman opta costado tanto como el propio presidente supuso por que sean pagados inmediatamente los y anunció. P o r consiguiente, es muy posible que bonos de los ex- combatientes, operación que el primero de julio, cuando termine el año exigiría un par de miles de millones de dóla- fiscal, la deuda pública se halle a un nivel res. Y Como si esto no fuera suficiente, el di- inferior en dos mil millones de dólares a la putado MacLeod defiende el proyecto de emi- cifra calculada en enero de 1934. Lo cual quietir mil quinientos millones en papel moneda re decir que el gobierno podrá gastar esos dos para devolver a los depositarios de los bancos mil millones sin salirse de lo calculado anteriormente. en quiebra las cantidades que perdieron. Quedan, por otra parte, 800 millones, proTodo ello sin hablar del senador Nye, aue opina que hace falta más dinero para prose- cedentes de la operación de revaluación del guir su encuesta acerca de la fabricación y el dólar, que no han sido incluidos todavía en tráfico de armamentos; ni de la intensa cam- los cálculos de gastos. Y, sacando un poco de paña que están haciendo ciertos sectores para aquí y de allá, el presidente podrá reunir, sin que se apruebe el proyecto Tovi nsed, consis- mayor dificultad, unos cinco mil millones para tente en dar 200 dólares mensuales a cada utilizarlos en la prosecución de su programa, persona mayor de 60 años, a condición de que sin aumentar la cifra- total de la deuda pú; se gaste todo ese dinero dentro de los 30 días. blica. Así y todo, en 1936 llegará el momento críComo se ve, la tarea que espera al presidente Roosevelt será ardua. Parece imposible tico. Si la industria no hubiera mejorado enaceptar ninguno de estos proyectos sin com- tonces, el presidente se vería obligado a acepprometer seriamente la estabilidad de la ha- tar el programa de los inflacionistas y extremistas. P o r el momento, es posible que cienda o del prestigio oficiales. H a y tres sectores de opinión: el conserva- Mister Roosevelt logre contener a los extredor, que quiere resolver los problemas ac- mistas; sería fácil, empero, que se le fueran

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