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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 167
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BLANCO Y NEGRO MADRID 03-02-1935 página 167

  • EdiciónBLANCO Y NEGRO, MADRID
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DEL GPAN DESFILE INTERNACIONAL I T A L I A Y SU EJERCITO Por EL GENERAL X S I existe el super- patriotismo, o la exaltación hasta el delirio del amor a la Patria, indudablemente esa superación de sentimiento tiene, en estos tiempos, su sede en Itajlia y es consecuencia de dos hechos recientes de su historia nacional: el primero, la participación de los italianos en la Gran Goerra, cuyos resultados descontentaron las ambiciones naturales de todo país que no cree suficientemente xonipensados sus sacrificios y su aportación a la victoria; el segundo, el advenimiento al Poder casi absoluto de un hombre extraordinario que ha, logrado elevar el rango de su pijeblo hasta ejercer una influencia decisiva en Europa, contrarrestando la hegemonía política anglo- f rancesa- y extendiendo su influjo al centro y al oriente europeo, así como a los territorios africanos. Dejando al margen la ideología que en su política interior haya infundido a su pueblo IMussolini, y los medios de que él se ha valido, iel heoho positivo, indiscutible, incontestable es que Italia es hoy una de las grandes poteiiicias; que a Roma acuden los estadistas de todas las naciones para recabar del duce acuerdos y orientaciones internacionales; que el Pontífice ha dejado de ser el prisionero del Vaticano y que ningún país del mundo sobrelleva con mayor dignidad y abnegación la penuria económica que agobia al mundo entero. Y hay que reconocer que ese resorgimento coincide con una circunstancia esencial que es la base de toda la política exte rior e interior de Italia: la militarización del país, completa, absoluta, implacable; sin lia, Italia no pesaría un adarme en la insegura balanza de la situación internacional; se la atiende, se la consulta, a pesar de no ser simpático su régimen a ningún Cjobierno europeo, por que posee el primer instrumento de convicción: un Ejército más que respetable en sus tres ramos de fuerza: terrestre, marítimo y aéreo, y una industria militar liberada de toda servidumbre extranjera, y un espíritu público en que la exaltación del patriotismo se manifiesta, hasta la intransigencia, en los más mínimos detalles de las relaciones con los demás pueblos. Italia es pobre; sin embargo, su pobreza no la impide sostener el Ejército quizá más numeroso y mejor pertrediado de Europa, ya que como Ejército es preciso contar a las legiones fascistas, uniformadas, armadas, instruidas y mandadas militarmente, y aun a la reserva de la juventud y de la infancia, que con los primeros rudimentos de la instrucción civil reciben también las primeras ideas sobre el manejo de las armas y el pensiaaniento de que un bel moriré tutta una vita honora. 43 millones de habitantes, que se encuentran estrechos en la península italiana y que se van saturando con el espíritu ancestral de la Roma de los Césares y la tradición de su antigua grandeza y la misión preponderante que dio: nombre a la raza latina y. raíces a los idiomas que habla medio mundo; Italia no se resigna, no se contenta con el pasado glorioso y considera la época de su desmembración por austríacos, franceses v españoles, como una lección expiatoria de la decadencia romana; Italia no olvida su historia de los siglos en que dominaba y civilizaba el mundo conocido y de los en que, hecha dedazos, era campo de batalla donde se debatían las ambiciones de los pueblos más fuertes; el horror de este último recuerdo, inspira a los italianos una repulsión a los autonomismos regionales, tan intenso, que en ningún pueblo de la tierra se halla más aferrada la unidad nacional y más escarnecida la época de los reinos, principados, ducados y repúblicas independientes. Al examinar la potencialidad militar de Italia, no puede prescindirse de un síntoma por demás elocuente: Francia e Italia se hallaban mal dispuestas la una con la o- tra. Guipa de los gobiernos franceses ofuscados ¡por la política fascista, que no debía haberles preocupado, por que cada uno en su casa y Dios en la de todos. Italia, enviando a Brenner un cuerpo de Ejército (que movilizó en cuarenta y ocho horas) a causa del asesinato dé Dollfuss, demostró a Europa que su poder militar no era fantasía y sus propósitos no se detienen ante ninguna situación internacional. Italia no ha dado un paso para acercarse a Francia; h. i. sido Francia, la que con un acto de modestia no frecuente en las grandes potencias, ha ido a Roma a gestionar la amistad de Italia. Este éxito diplomático de Italia no se ha conseguido con discursos en Ginebra, ni con artículos de Prensa, sino con dos divisiones, cuya presencia salvó a Austria de una revolución sangrienta o de una invasión alemana y, posiblemente, de otra guerra europea. Hoy, Francia reconoce el poder de Italia, busca su apoyo y confiesa que Mussoli. ni ha disciplinado su país, lo ha fortalecido, lo ha engrandecido y ha apartado de él el pel gro del comunismo. Todo esto, la paz interior, el prestigio en e! exterior y la seguridad de Europa, es obra exclusiva, única, de la eficiencia mili-

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